La fotografía de la viejecita de blancos cabellos y rostro angelical se contradice con la descripción que hizo de ella un fiscal norteamericano que la definió como “la mujer más peligrosa en Estados Unidos”. Para la socialista Elizabeth Gurley Flynn, ella fue “la mejor agitadora de nuestra época”. Uno de los más formidables personajes que la historia del movimiento obrero estadounidense haya conocido.
Mary Harris, más conocida como "Mother Jones", falleció un 30 de Noviembre de 1937, tras una larga vida dedicada a las luchas del proletariado y a la defensa de la ideología socialista.
Había nacido en Cork, Irlanda, un primero de mayo de 1837 y siendo muy niña es testigo de la marcha de los soldados británicos por las calles de su pueblo, en la que llevan las cabezas de luchadores irlandeses ensartadas en sus bayonetas. Su abuelo paterno fue un luchador por la liberación de Irlanda y como resultado fue ahorcado y su propio padre forzado a escapar a América con su familia en 1835.
Mary Harris se cría en Toronto, donde se educa en una escuela pública y luego asiste a una escuela normal para graduarse a los 17 años de maestra. Durante ocho meses enseña en un convento en Michigan, Estados Unidos. Mas tarde se traslada a Chicago donde prefiere trabajar de costurera, y desencantada con los métodos de enseñanza, decía que prefería coser que ser autoritaria con los niños. Desde allí, se traslada a Menphis y vuelve a trabajar como maestra, y tras conocer a George E. Jones, trabajador del hierro, consecuente sindicalista, se casan en 1861 adoptando su nombre. Así nace Mary Harris Jones, y cuatro hijos del matrimonio.
Junto a su compañero dará sus primeros pasos en la lucha proletaria y comienza a trabajar con mujeres, desarrollando un trabajo de concienciación basado en la importancia que para el hombre en la lucha tiene el contar con el apoyo de su mujer y promoviendo el interesar a las mujeres en la participación política y sindical.
Seis años después, su marido y sus hijos mueren en una epidemia de fiebre amarilla y decidió entonces regresar a Chicago, donde ejerció de nuevo de costurera, pero, una vez más, la fortuna no le sonrió ya que perdió su pequeña tienda en el gran incendio que asoló Chicago en 1871. Tras perderlo todo, al igual que les ocurrió a otras 100.000 familias que vivían en la misma ciudad, permaneció en Chicago unos años después del incendio.
Logró sobreponerse y salir adelante gracias a su habilidad como costurera, pero la pérdida de su familia y de su negocio hicieron que su vida cambiara de manera drástica. Fue en aquel entonces cuando empezó a escuchar mítines de The Knights of Labor (caballeros del trabajo) e inició su etapa como “Mother Jones", agitadora de masas y firme defensora de los derechos de los trabajadores.
Tuvo un papel de líder en los mítines y marchas y como organizadora de huelgas tales como las de los mineros, trabajadores del vestido, del ferrocarril, del acero, etc. Cuando le preguntaban a Mary donde vivía, respondía con sinceridad que "vivo en cualquier lugar donde hay que luchar", y así fue: vivió junto a trabajadores y trabajadoras en tiendas y carpas, en fábricas y también en lugares de refugio, juzgados y celdas.
Fue educadora, instructora sindical, y formadora de organizaciones políticas. Por ejemplo, en 1890 organiza la United Mine Workers of America -la Unión de Trabajadores Mineros de América-, el principal sindicato minero de esos años, del que forma parte hasta 1904 y al que vuelve integrar en 1911 hasta que se retira en 1922, cuando tenia 92 años.
Su nombre comenzó a ser leyenda, en particular en medio de la batalla por las ocho horas; que ella misma describe así: «De toda la agitación obrera surgieron campañas para obtener las ocho horas. Los sindicatos de los Caballeros del Trabajo la sostenían. Con esta organización colaboraron muchos elementos extranjeros, entre ellos varios anarquistas. A partir de ese momento los patronos de Chicago y la gente en general comenzaron a ver por todas partes el fantasma de la anarquía. Las pasiones se encendieron. La ciudad se dividió en dos campos: de un lado los obreros oprimidos, hambrientos, sin trabajo y por otro los patronos al abrigo del hambre y del frío, protegidos por la Policía, por la prensa y por todas las fuerzas del Estado soberano».
También se implicó en la situación de opresión y explotación de los niños, de la que fue testigo en sus recorridos por el país. En 1903 se encontraba en Kesigton, Pennsylvania, donde en las fábricas de hilados trabajaban 75.000 obreros y entre ellos, 10.000 niños de 9 y 10 años. Todos los días acudían al sindicato niños lesionados, amputados de una mano o de algún dedo. La miseria obligaba a los padres a falsificar el acta de nacimiento de sus hijos. Mary, a pesar del boicot deliberado de la prensa, organizó una marcha de niños y niñas que desde Filadelfia recorrieron tres estados durante 22 días hasta la casa del Presidente Theodore Roosevelt para plantear que se aprobase una ley que prohibiese el trabajo infantil. El alcalde se negó a recibirlos, pero sus «columnas» de niños eran imparables y en sus cartelones se podía leer: "Queremos tiempo para jugar" y "Queremos ir a la escuela". La marcha fue muy efectiva y desde entonces el problema del trabajo infantil pasó a estar incluido en la agenda pública y las autoridades se vieron obligadas a arbitrar medidas protectoras.
En 1904, ingresó en el Partido Socialista y, al año siguiente, es la única mujer de entre veintisiete personas que firman el manifiesto que llama a una convención para organizar a todos los trabajadores industriales, y que convocará la "Industrial Workers of the World" -Trabajadores Industriales del Mundo, organización sindicalista-anarquista en cuya fundación en 1904, también ella estuvo presente.
Los IWW o wobblies fueron los únicos, en su época, que se encargaron de un proletariado precario, móvil y multirracial, expresión americana del sindicalismo revolucionario de origen europeo, luego transitados hacia el anarco-sindicalismo. Supieron hasta la primera guerra mundial adherirse a la composición de una clase que mutaba de forma y que a veces se confundía con los hoboes, la masa de los “vagabundos” sin raíces. Los interceptaba, gracias a una movilidad territorial típicamente americana, en sus desplazamientos geográficos y de identidad laboral repentinos y obligados. Braceros agrícolas, obreros de fábrica, desempleados, trabajadores ocasionales, tenían con ello, gracias a los IWW, un sindicato dúctil, capaz de adecuarse a cada contingencia, y, entre otros agitadores, a Mother Jones.
Durante estos años, ella fue “mamá” para los mineros en huelga, para los niños obligados a oficios que los mataban, para los rebeldes antimilitaristas. Pero una mamá que desafió todos los estereotipos de su tiempo. Convencía con su coraje, pero también con su verbo simple, concreto, ceñido a objetivos muy moderados: more pay and less hours (mejores salarios y menos horas de trabajo).
En una ocasión un juez la llamó “abuela” para burlarse y compadecerla. Ella acogió el apelativo con orgullo: sí era “abuela”, pero para nada pacificada. Como a ella le gustaba decir
"Reza como un santo por los muertos y lucha como un demonio por los vivos".
En 1912, en medio de una violenta huelga minera, organizó un gran movimiento solidario, que incluía movilizaciones de esposas, hijos e hijas de los huelguistas y en 1913, durante una huelga en Virginia del Oeste, Mary fue acusada de cargos que la mantuvieron bajo arresto domiciliario cerca de la ciudad de Pratt. Más tarde, fue enjuiciada junto a otros organizadores sindicales de conspirar para cometer asesinato, esto luego de haber organizado otra marcha de niños. Su arresto causó tanto escándalo que la tuvieron que dejar en libertad al demostrarse que quienes la culpaban estaban asociados con hombres de negocios importantes del lugar.
Tras la masacre a los mineros que tuvo lugar en Ludlow, Colorado, el 20 de abril de 1914, donde fueron asesinadas veinte personas, Mary se dedicó a recorrer el país denunciando este crimen, por lo que consiguió que el gobierno federal americano creara una posición para que un enviado del gobierno actuara como mediador permanente en los conflictos mineros del país.
Durante varios años, es instructora del Socialist Party of America, Partido Socialista de América, lo que le da oportunidad de viajar por el suroeste de los Estados Unidos, participar en huelgas y recaudar fondos para defender a revolucionarios mexicanos arrestados o deportados en Estados Unidos. Como resultado de su trabajo incansable en esta área, el gobierno de México la invita en 1921 a participar en la Conferencia Panamericana de la Federación del Trabajo, a la edad de 91 años. Allí recibe el reconocimiento por su lucha por parte del gobierno mejicano.
Mother Jones, fue arrestada en diversas ocasiones, viendo en acción toda la potencia de una burguesía sin frenos en las fases del nacimiento de un movimiento obrero americano. Un movimiento capaz de resistir a la opresión y de intentar contraofensivas, a veces triunfadoras y a veces no. El ocaso, para los wobblies, surgió con la primera guerra mundial. Hostiles a una participación estadounidense en el conflicto, y fieles a la idea de que un trabajador jamás debe disparar a otro trabajador, se volvieron blancos de campañas de odio cada vez más vehementes hasta que fueron fuertemente reprimidos por las redadas conocidas como las "Palmer Raids" en los años 20. Sus dirigentes, señalados por la prensa como objetivos aliados del enemigo, fueron encerrados, linchados en las formas más horribles, condenados a muerte o a largas detenciones. La caza al wobbly se volvió el deporte favorito del American Legión, del Ku Klux Klan, de grupos de acomodados, por no mencionar a las fuerzas del orden “regulares”. Adherirse al sindicato se volvió sinónimo de traición
Fue así como Mother Jones vio quebrarse todo aquello en lo que creía, y la reaparición de formas esclavistas de trabajo, bajo el pretexto del “esfuerzo bélico” y de la consiguiente, indispensable “unidad nacional”. Cuando fue demasiado anciana para participar en persona en la actividad de quienes todavía resistían, se puso a escribir, para entregar a los que vendrían después el recuerdo de su propia experiencia.
Jamás había sido una ideóloga. Sus memorias, publicadas en 1925, son más que nada una recopilación de episodios, de bocetos dramáticos, trágicos o conmovedores, de narraciones de actos de coraje. Testimonio de una pasión que cultivó hasta la muerte. Vivió una vida nómada, usando una bolsa de mano como almohada. Pasó algún tiempo en Washington, D.C., en el hogar de una gran amigo Terence Powderly y su esposa Enma, él era quien se encargaba del sindicato. Allí fue donde conoció a la familia Burgesse.
Lillie May Burgess solía llevarla a su granja de Maryland a pasar el día o a quedarse por la noche o por una semana. Tras la muerte de Powderly en 1924, pasó más tiempo en Maryland, hasta que en 1928, la granja de la familia Burgess en Powder Mill Road, se convirtió en su hogar. Allí, Lillie May cuidó a “Madre Jones”, mientras el símbolo de la unión de trabajadores estaba delicada de salud. Mary fue hospitalizada varias veces y en Maryland celebró su cumpleaños número cien, en el año 37. Entonces ella misma leyó los mensajes de felicitaciones e hizo un discurso con su habitual fortaleza y consecuencia.
Mary Harris Jones muere en Silver Spring el 30 de noviembre de ese año. Fue sepultada en el Union Miners Cemetery en Mount Olive, Illinois. Su tumba está cerca de las tumbas de las víctimas de un levantamiento minero de Virden, Illinois, de 1898.
Mary se transformó en la "mujer más peligrosa en América", frase acuñada en 1902 por un abogado de Virginia del Oeste de nombre Reese Blizzard, cuando Mary fue arrestada por ignorar una prohibición hecha a los mineros en huelga de reunirse. "Allí está sentada la mujer más peligrosa en América", dijo Blizzard, "ella dobla su dedo y veinte mil hombres felices se echan”.
Protagonista del movimiento obrero estadounidense, ha sido ignorada, pasando décadas sin que se le rindiera un merecido tributo. Según el autor de una de sus biografías más completas, Dale Fetherling, esto se debe a que su labor en el movimiento obrero americano no fue tan importante en un sentido institucional o intelectual, pues no dio forma a organizaciones o movimientos de moda o creó nuevos conceptos, (1979) su habilidad residió en su capacidad de convocar a los trabajadores, de llamarles a la acción, a participar en huelgas para alcanzar sus demandas y objetivos.
Por encima de todo y tal como señaló León Trotsky, cuando leyó su autobiografía: “¡Qué indefectible devoción hacia los trabajadores, y qué elemental desprecio hacia los traidores y arribistas que se encuentran entre los "jefes" obreros!”.
Fuentes: Mario R Fernandez en Alternativa latinoamericana; Valerio Evangelisti; wikipedia; Kaos en la red
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