miércoles, 21 de marzo de 2012

Emilia Pardo Bazán.



Aunque se conoce más su producción novelística y crítica literaria, muchos de sus ensayos son dedicados a la cuestión feminista y su continua lucha por los derechos de la mujer en la sociedad española. Ella denunciaba en la España Moderna  que los avances culturales y políticos sólo habían servido para incrementar las distancias entre sexos, sin promover la emancipación femenina.






Nació Emilia en La Coruña, en el año 1851. Hija de los condes de Pardo Bazán, título que heredó en 1890, pasó los inviernos de su niñez en Madrid en un colegio francés. Ya en su adolescencia escribió versos a escondidas y leía novelas románticas francesas. En 1869 la familia se trasladó a Madrid, donde Emilia se inició en la vida social de la capital. A los dieciséis años se casó con don José Quiroga, en el año mismo de la Revolución de Septiembre, de la cual comentó años después que en aquel momento se contrastaban "una vieja España impotente para triunfar" con "una nueva España incapaz del triunfo."

Al cabo de unos años, empezó a aburrirse de la vida monótona de la capital. En 1871 se trasladó a Francia con su familia y allí volvió a su interés en la literatura. Aprendió inglés e italiano (ya sabía francés) y leía extensamente la literatura europea. En 1873 regresó a España, donde reemprendió su intensa actividad social sin dejar de desarrollar sus intereses literarios. Entró en contacto con el krausismo, filosofía alemana que insistía en el perfeccionamiento del individuo y de la sociedad a través de la educación. Conoció a don Francisco Giner de los Ríos, fundador de la Institución Libre de Enseñanza.

Nació su primer hijo, Jaime, en 1876 y en el mismo año Emilia ganó los juegos florales en Orense por sus versos y prosa. Nació su segunda hija, Blanca, en 1878. En pleno auge de la novela realista, Pardo Bazán comenzó a interesarse por las obras de sus contemporáneos Valera, Galdós y Pereda y empezó a leer a Zola. Publicó la que hasta ahora se ha considerado su primera novela Pascual López en 1879, autobiografía de un estudiante de medicina. Su interés por los autores franceses continuó y durante su estancia en el balneario de Vichy escribió su segunda novela Un viaje de novios (1880), ambientada en el mismo. Antes de volver a España, Pardo Bazán pasó por París, donde conoció a Víctor Hugo, el gran maestro de la novela decimonónica.

En 1882 comenzó, en la revista La Época, la publicación de una serie de artículos sobre Zola y la novela experimental, reunidos posteriormente en el volumen “La cuestión palpitante” (1883), que la acreditaron como uno de los principales impulsores del naturalismo en España. 

Frente a los principios ideológicos y literarios de Zola, Pardo Bazán acentuaba la conexión de la escuela francesa con la tradición realista europea, lo que le permitía acercarse a un ideario más conservador, católico y bienpensante. De su obra ensayística cabe citar, además, La revolución y la novela en Rusia (1887), Polémicas y estudios literarios (1892) y La literatura francesa moderna (1910), en las que se mantiene atenta a las novedades de fines de siglo en Europa.

El método naturalista culmina en Los Pazos de Ulloa (1886-1887), su obra maestra, pintura de la decadencia del mundo rural gallego y de la aristocracia, y su continuación La madre naturaleza (1887). Asimismo, Insolación (1889) y Morriña (1889) siguen insertos en la ideología y en la estética naturalista. Con posterioridad, evolucionó hacia un mayor simbolismo y espiritualismo, patente en Una cristiana (1890), La prueba (1890), La piedra angular (1891), La quimera (1905) y Dulce sueño (1911). Esta misma evolución se observa en sus cuentos y relatos, recogidos en Cuentos de mi tierra (1888), Cuentos escogidos (1891), Cuentos de Marineda (1892), Cuentos sacroprofanos (1899), entre otros. También es autora de libros de viajes (Por Francia y por Alemania, 1889; Por la España pintoresca, 1895) y de biografías (San Francisco de Asís, 1882; Hernán Cortés, 1914).

Sus escritores contemporáneos opinaban tanto a favor como en contra de la producción literaria de Pardo Bazán. Algunos la envidiaban pues su fama se extendía por Europa. Una de las polémicas literarias que se iniciaron en España fue a causa de su obra “La cuestión palpitante” en donde explica el naturalismo. Clarín, tras haberle escrito el prólogo a dicha obra escribe luego que se arrepiente de haberlo hecho. Pardo Bazán tiene polémicas con Luis Alfonso, Pereda, y  Valera, que pensaba que las mujeres no debían ser académicas.  Nunca cede su posición y continúa luchando por los derechos de la mujer, y en su caso personal, la mujer académica. Objeto de críticas, su marido intentó que abandonara la literatura, lo cual produjo la separación del matrimonio. Ella se fue a Madrid para dedicarse de lleno a su vocación literaria y de allí viajó a París donde permaneció un año. Cuando apareció su novela Insolación (1888) se creó una nueva polémica por la obvia sexualidad de la heroína. En esta novela se defiende la igualdad de hombres y mujeres en cuestiones de moral sexual.

En 1890 Pardo Bazán fundó Nuevo Teatro Crítico, una revista que ella sola escribió y editó por tres años. A los cuarenta años ya era una escritora famosa, tanto en España como fuera del país. En la década de los noventa se prestó más atención a su obra crítica que a su producción novelística pero continuaba siendo una figura polémica. En los “Cuentos de la Patria” Emilia muestra su preocupación por los problemas de España ante la crisis del 98. Es obvio el pesimismo ideológico en estos cuentos; sin embargo, existe un contraste con su optimismo vital. La autora continuaba publicando y participando activamente en la vida intelectual y social del país.


Gonzalo Bilbao: Las cigarreras (detalle). E. Pardo Bazán pasó una temporada en una fábrica de tabacos para hacer investigaciones para su novela La Tribuna.

En la segunda mitad del siglo se establecen congresos y asociaciones dedicados a mejorar la educación femenina con el apoyo de la filosofía  krausista, que representaba el inició del feminismo español, siendo Pardo Bazán una de las catalizadoras. Ella atribuye la carencia de feminismo en España durante esta época, en comparación con otros países europeos, a la falta de educación de la mujer española. Las mujeres intelectuales conscientes de este problema combatían por la necesidad de reformas educativas para las mujeres de todas las clases sociales, y mientras que en Europa surgían movimientos feministas, España ni siquiera se enteraba del tema.  Pardo Bazán, sin embargo, se emerge en ello y una manera en que expresa sus sentimientos sobre el tema es a través de artículos y ensayos, algunos de los cuales se publicaron en inglés en la revista londinense Fortnightly Review y en España en la revista Nuevo Teatro Crítico.  En este último escribió que era un error afirmar que el papel que le corresponde a la mujer en las funciones reproductivas determina las restantes funciones de su vida. Su mayor crítica consiste en que la sociedad ha proclamado los derechos del hombre pero no los de la mujer.

Para Emilia Pardo Bazán el medio para elevar la posición de la mujer en la sociedad española era a través de la educación. En sus ensayos describe la educación de la mujer aristócrata, la burguesa, la monja, y la del pueblo, y aunque ella reconoce que la condición social determina la educación, en realidad ninguna de estas mujeres tenía acceso a una educación semejante al que se ofrecía a los varones. En el Congreso Hispano-Luso-Americano, leyó un trabajo titulado “La educación del hombre y de la mujer”, y califica el papel que cumple la educación femenina de “doma”.

“ No puede, en rigor, la educación actual de la mujer llamarse educación, sino doma, pues se propone por fin la obediencia, la pasividad y la sumisión”. Y afirmaría respecto a este tema que: los sacerdotes inculcan la docilidad conyugal, la fe sin examen y la rutina a la mujer. Para Emilia Pardo Bazán las consecuencias de la educación diferencial no solamente afectaban al campo de su instrucción, sino también al campo de su conformación física, moral e intelectual.

“ Mientras la educación masculina se inspira en el postulado optimista, o sea la fe en la perfectibilidad de la naturaleza humana, que asciende en suave y armónica evolución hasta realizar la plenitud de su esencia racional, la educación femenina derívase de postulado pesimista, o sea del supuesto de que exista una antinomia o contradicción palmaria entre la ley moral y la ley intelectual de la mujer, cediendo en daño y perjuicio de la moral cuanto redunda en beneficio de la intelectual, y que –para hablar en lenguaje liso y llano- la mujer es tanto más apta para su provincial destino cuanto más ignorante y estacionaria, y la intensidad de educación que constituye para el varón honra y gloria, para la hembra es pesimismo y deshonor y casi monstruosidad”.



Todo ello proviene según la autora, de un craso error, el de afirmar que “[...] el papel que a la mujer corresponde en las funciones reproductivas de la especie, determina y limita las restantes funciones de su actividad humana, quitando a su destino toda significación individual, y no dejándole sino la que pueda tener relativamente al destino del varón”. Una de las paradojas existentes en España era la existencia de leyes que permitían a la mujer conseguir una carrera pero luego ésta no podía ejercerla en dicha sociedad.

Uno de los obstáculos que tenía que vencer Pardo Bazán era el de la discriminación de la mujer dentro del campo académico. Dedica un ensayo, “La cuestión académica” a este problema señalando, "que la posición de la mujer literata a veces puede ser superior a la del hombre".  Su exclusión de la Academia Real de la Lengua lo atribuye no por una falta de mérito sino por ser mujer.  Pardo Bazán expone en sus artículos lo que hoy llamaríamos un doble estándar, en cuanto a las expectativas para ambos sexos. Por ejemplo, describe si un hombre no se confiesa ni va a misa la sociedad no le condena, pero si lo hace una mujer es intolerable.

En cuanto al matrimonio Pardo Bazán expresa sus ideas en el prólogo de la obra traducida al español de John Stuart Mill, “La esclavitud femenina”. Para ella resulta importante la compenetración del hombre y la mujer en el matrimonio y pide que la relación sea no sólo sexual sino intelectual. Opina como Concepción Arenal que la mujer española se casa prematuramente, muchas veces sólo por encontrar un apoyo.  Las dos también coinciden en pensar que la mujer ha progresado muy poco en el orden civil.

La preocupación de Pardo Bazán por la mejora de la instrucción de las mujeres le incitó a crear la Biblioteca de la mujer (1891), que englobaría todo lo tocante al conocimiento científico, histórico y filosófico de la mujer en todos los tiempos. A pesar de la dificultades encontradas, llegó a ser la primera mujer en presidir la sección de literatura del Ateneo de Madrid y la primera en ocupar una cátedra de literatura en la Universidad Central de Madrid.




Su relación con Concepción Arenal fue ocasional y de respeto, aunque en ocasiones no especialmente cordial. Concepción era más de treinta años mayor que ella y su modo de ser eran muy distintos. Mientras Concepción Arenal era una mujer, introvertida, sumamente discreta, más idealista, sensible y comprensiva, Emilia era más racionalista, pragmática, extrovertida, polémica y poco discreta. Sin embargo, la defensa del feminismo las unía y con motivo del fallecimiento de Concepción Arenal, Emilia pone en valor el prestigio y la labor de Concepción Arenal. Critica a los organizadores de unas conferencias por no tocar el tema del feminismo en dicha autora al no ser del agrado de la opinión popular y le tributa un cálido y encendido homenaje, diciendo: "Si el espíritu de doña Concepción Arenal lo hubiera encerrado la naturaleza en un cuerpo varonil, a los cuarenta años, sería doña Concepción catedrático, diputado varias veces, director general por lo menos, académico de varias academias y personaje muy influyente y renombrado, en premio de sus merecimientos y extensión de su cultura en ciertos ramos de la ciencia política y moral".






Murió en Madrid el 12 de mayo de 1921, a los setenta años, de una gripe que se complicó con su diabetes crónica. La casa de Pardo Bazán en La Coruña hoy es la sede de la Real Academia Gallega y la Casa Museo de la escritora.

El 22 de marzo de 2012, la Fundación Lázaro Galdiano de Madrid, presenta la novela “Aficiones peligrosas”, escrita por Emilia Pardo Bazán con tan sólo 13 años y que ahora coeditan la Fundación, la Casa-Museo Emilia Pardo Bazán y Analecta editorial. Esta novela, en la que la escritora reivindica el papel moral de la literatura y el derecho de la mujer a formarse y a crear, se publica a partir del manuscrito autógrafo de Pardo Bazán, que se encontraba disperso en la biblioteca de la Fundación. Gracias a este hallazgo, que tuvo lugar en el año 2004, la novela, ahora reconstruida y ordenada, se publica por primera vez completa.


Fuentes: Wikipedia; J.C. Planells; Jose Barros Guede: MJ Sanchez Rodríguez (situación de la educación de la mujer en los textos legales).

2 comentarios:

  1. me gusta tu blog... !!!
    aunque haga pocos comentarios, siempre te leo :) y te tengo en mi blog deseos-y-averias, para que mis contactos puedan disfrutar del tuyo también :) un abrazo asturiano :)

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  2. Muchas gracias bruxina, como tu también tienes blog sabes lo gratificante que es saber que lo que escribes le interesa a alguien. Yo también sigo el tuyo y alguna vez me he quedado esperando hasta que ha subido tu entrada. Buen trabajo:-))

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