En las políticas de igualdad hemos recorrido en los últimos 30 años un camino difícil con el objetivo de conseguir la igualdad de derechos y oportunidades entre hombres y mujeres. Ahora observamos como en menos de 30 días empezamos a caminar hacia atrás.
Los derechos conseguidos empiezan a tambalearse de la mano de un gobierno que ha decidido que las mujeres volvamos al lugar de donde piensa nunca debimos salir, y así, aprovechando la coartada de la crisis económica, dan la espalda a la lucha y los logros de tantas mujeres que nos han precedido y a los hombres que colaboraron y apoyaron a las mujeres feministas.
Desde los poderes de la derecha española, son dos los ejes sobre los que han
decidido que va a pilotar esta regresión: nuestro cuerpo, o mejor, nuestro
derecho sobre nuestro cuerpo y la libertad para decidir sobre nuestro modelo de
vida.
La decisión del gobierno de
reformar la actual Ley de salud sexual
y reproductiva y de la interrupción voluntaria del embarazo,
anunciada por el Ministro de Justicia, Gallardon, significa excluir a nuestro país
de la legislación europea mas progresista, acercándonos a las posturas de los
grupos mas radicalmente contrarios al aborto. El intento de la Ministra de
Sanidad e Igualdad, Mato, de silenciar lo relativo a la reforma de la Ley con
motivo de su comparecencia nos da a entender que para su gobierno la decisión
de la mujer sobre su maternidad es una cuestión penal. Nos hemos encontrado con
una Ministra de Sanidad que considera el aborto como una practica no sanitaria
puesto que en su comparecencia trasladó la decisión sobre este tema al Ministro
de Justicia. Pero Mato ha ido aun mas lejos. Con su cuestionamiento sobre la píldora
postcoital y el encargo de un “estudio” sobre su uso, ha ignorado la opinión y la evidencia científica
de la OMS y cuestiona un método que se ha demostrado eficaz para prevenir
embarazos no deseados.
El segundo eje tiene que ver con
la decisión de coartar las libertades, especialmente las de los colectivos mas
jóvenes a través de la eliminación de la asignatura de Educación para la Ciudadanía.
Y lo grave es que ello no nos debe de sorprender. Ya lo habíamos venido
denunciando. En las comunidades autónomas
en las que ya gobernaba el Partido Popular únicamente se cumplía con el mínimo
de 50 horas establecido en la enseñanza Primaria para Educación para la
Ciudadanía, dejando de esta manera de lado, espacios de educación para la
igualdad y la tolerancia, espacios para la prevención de comportamientos
violentos y autoritarios.
Ahora,
el gobierno dispone de una cómoda mayoría absoluta para tomar estas decisiones
y unos compañeros de viaje que ya se están frotando las manos ante el nuevo
escenario que se les ofrece. Viajeros como el arzobispo de Granada que comparando
la ley del aborto con el régimen de Hitler: “los crímenes nazis no eran tan
repugnantes” o el obispo de Valencia que como solución al paro predicaba que
las mujeres debían quedarse en casa cuidando de los niños y los ancianos.
Pensamiento conservador y ortodoxia católica se funden en un abrazo para frenar la autonomía de las mujeres a decidir sobre su maternidad, para que los chicos y las chicas puedan, en su proceso educativo, debatir y reflexionar sobre la igualdad, la tolerancia y la no violencia. En este escenario, que el gobierno tenga relevantes mujeres en altos cargos es importante pero lo sería aun más si esta presencia viniera acompañada de una incorporación al ejercicio de la política de un enfoque feminista e igualitario. Porque los proyectos y actuaciones chocan con esa imagen igualitaria de escaparate.
Un 8 de marzo de 2010
aprovechábamos para celebrar la aprobación de la Ley del aborto que nacía del compromiso
con la libertad de las mujeres, adquirido en el año 1985 por el PSOE, en el
mismo momento en que se despenalizó el aborto en nuestro país.
Hoy, dos años después, no
tenemos nada que celebrar, o quizás si. Sólo tenemos que volver a coger impulso
y volver a tejer redes para garantizar que en lo relativo a derechos e igualdad
ni un paso atrás. Una marea violeta recorre los pueblos y ciudades y mientra tanto
creo que es un buen momento para releer a Gioconda Belli:
Y Dios me
hizo mujer,
de pelo largo,
ojos,
nariz y boca de mujer.
Con curvas
y pliegues
y suaves hondonadas
y me cavó por dentro,
me hizo un taller de seres humanos.
Tejió delicadamente mis nervios
y balanceó con cuidado
el número de mis hormonas.
Compuso mi sangre
y me inyectó con ella
para que irrigara
todo mi cuerpo;
nacieron así las ideas,
los sueños,
el instinto.
Todo lo que creó suavemente
a martillazos de soplidos
y taladrazos de amor,
las mil y una cosas que me hacen mujer todos los días
por las que me levanto orgullosa
todas las mañanas
y bendigo mi sexo.
de pelo largo,
ojos,
nariz y boca de mujer.
Con curvas
y pliegues
y suaves hondonadas
y me cavó por dentro,
me hizo un taller de seres humanos.
Tejió delicadamente mis nervios
y balanceó con cuidado
el número de mis hormonas.
Compuso mi sangre
y me inyectó con ella
para que irrigara
todo mi cuerpo;
nacieron así las ideas,
los sueños,
el instinto.
Todo lo que creó suavemente
a martillazos de soplidos
y taladrazos de amor,
las mil y una cosas que me hacen mujer todos los días
por las que me levanto orgullosa
todas las mañanas
y bendigo mi sexo.
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