jueves, 24 de mayo de 2012

Dorothea Lange. Fotógrafa en tiempos de crisis

Influyente fotoperiodista, es una de las iniciadoras del documentalismo social y pionera en el reportaje. Sus fotografías humanistas sobre las terribles consecuencias de la Gran Depresión la convirtieron en una de las periodistas más destacadas del fotoperiodismo mundial. 






Dorothea Margarette Nutzhorn nació en Hoboken, Nueva Jersey (EEUU), el 25 de mayo de 1895, en el seno de una familia de clase media. Sus padres, Joan y Henry Nutzhorn, eran la segunda generación de una familia de origen germano-americano. Hubo dos situaciones traumáticas en su vida; a la edad de 7 años, padeció una poliomielitis que le dañó la pierna derecha, un hecho que le causará un trauma y le marcará para toda la vida. De hecho, llevó faldas largas en la edad adulta para esconder su cojera. El segundo trauma se lo produjo la separación de los padres. Como dato curioso, decidió quitarse su segundo nombre (Margarette) y adoptó el apellido de soltera de su madre, Lange, cuando se marchó a vivir por su cuenta, pues se sentía avergonzada de haber sido abandonada por su padre.

Aunque Dorothea vivía en Hoboken, todos los días iba con su madre en ferry a la ciudad de Nueva York, donde su madre trabajaba en una biblioteca pública mientras que ella iba a la escuela. No fue a la universidad y decidió estudiar fotografía a pesar del deseo de su madre de que se dedicara a la enseñanza. 

En 1917, estudió fotografía en la Clarence White School, Columbia, Nueva York, de marcada tendencia pictoralista e informalmente participó como aprendiza en numerosos de sus estudios fotográficos, entre ellos el del célebre Arnold Genthe. Las verdaderas señas de identidad de su trabajo se las proporciona su faceta como reportera, que comenzaría a ejercer dos años más tarde, en 1919,  cuando abre un estudio en San Francisco. Antes de ello, en 1918, se dedicó a viajar por el mundo con una buena amiga y terminó por establecerse en San Francisco, donde abrió un estudio fotográfico y trabajó como retratista durante más de una década.

Esta fue una etapa en la que cosechó sus primeros éxitos. En 1920, se enamoró y casó con su primer marido, el pintor Maynard Dixon, con quien estuvo casada durante quince años y con el cual tuvo dos hijos, Daniel, nacido en 1925, y John, nacido en 1928. Dixon era un pintor de paisajes y retratos, ejerciendo una cierta influencia en ella. Los problemas surgieron en la pareja, pues su marido pasaba varias semanas e incluso meses fuera de casa, realizando exposiciones y manteniendo relaciones extra-conyugales, mientras que ella tenía que hacerse cargo de la casa y los hijos y compaginarlo con su propio trabajo de fotógrafa. Hacía retratos a gente pudiente para obtener una fuente de ingresos con la que poder mantener a su familia.  



Viaja regularmente a Taos, México donde conoce a Paul Strand, que tendrá cierta influencia en su trabajo. También establece relación con Imogen Cunninghan, quien junto con Margrette Mather y Laura Gilpin son exponentes de un pictorismo moderno. Posiblemente influenciada por sus frecuentes contactos, a partir de 1933, con el grupo f/64 empieza a reflejar su entorno mediante documentos fotográficos de las condiciones laborales de la época, y así, comienza a fotografiar en la calle, teniendo su primera exposición en al galería de Willard Van Dike(1934). 

Se ganaba la vida cómodamente como fotógrafa; sin embargo, en alguna entrevista posterior llegó a decir: “Sólo estaba fotografiando a la gente que me pagaba por ello. Eso me molestaba”. Es por esto que, al comienzo de la Gran Depresión, sacó su cámara a las calles y comenzó a fotografiar a los desempleados y a la gente sin hogar.

  


En diciembre de 1935 se divorcia de Dixon y se casa con el economista agrario Paul Schuster Taylor, profesor de economía de la Universidad de California. Taylor forma a Lange en asuntos sociales y económicos y juntos hacen un documental sobre la pobreza rural y la explotación de los cultivadores y trabajadores inmigrantes durante los siguientes seis años. Taylor hacía las entrevistas y recogía la información económica, y Lange tomaba las fotos.

Su segundo marido la admiraba y la consideraba un genio, siendo un gran apoyo para su carrera y una gran influencia en su trabajo. La relación que mantuvieron les enriqueció mutuamente pues mientras que “él la enseñó sobre los problemas sociales que ella estaba fotografiando, ella le enseñó a ver” (Gordon 2009: xvi). Asimismo, ambos apoyaron las actividades huelguísticas convocadas por los sindicatos, el establecimiento de cooperativas y el fin de las prácticas discriminatorias a los inmigrantes.

En 1935, Lange y Taylor documentaron la situación de los granjeros que habían emigrado a Nipomo y al Imperial Valley para la California State Emergency Relief Administration (departamento para la ayuda urgente en el estado de California). Cuando le llegó a Roy Stryker, economista, fotógrafo y miembro del gobierno, una copia de los informes que Lange y Taylor habían elaborado, éste le ofreció a Lange un trabajo en el Resettlement Administration (R.A.) (departamento de reubicación) que se había creado en agosto de 1935. No obstante, Lange no se trasladó a vivir a Washington, como hacían la mayoría de los que trabajaban para el citado organismo, sino que permaneció en California. 

Lange empezó a reflejar ese entorno rural mediante documentos fotográficos de las condiciones laborales de la época, dedicando especial interés en captar a los más afectados por la Gran Depresión norteamericana de los años 30.





Así, a partir del año 1935 empezó a colaborar con el gobierno de Franklin Delano Roosevelt y su programa de recuperación y reforma económica, el New Deal, primero en el R.A. (departamento de reubicación), creado en 1935 y posteriormente para el organismo que le sustituyó en 1936, el Farm Security Administration (F.S.A) , (departamento para la seguridad agraria), cuya sección fotográfica constituyó un impresionante archivo gráfico que abarcaba todos los aspectos de la vida rural americana y ayudó a comprender al pueblo americano la gravedad de la crisis económica por la que atravesaba en ese período. 

El gobierno de los Estados Unidos comprendió la importancia de la fotografía como instrumento de propaganda política y entre 1935 y 1942 envió fotógrafos a retratar la América rural con la intención de informar a los habitantes de las ciudades industriales y comerciales de las condiciones de vida en el campo y de las ayudas que la administración del New Deal enviaba a los granjeros empobrecidos. Es así como su obra más conocida se desarrolla en los años 30, años de la gran depresión, al igual que Walker Evans, con quien comparte esa mirada concisa y digna. Se convierte así en testigo de esta época, pero a diferencia de Evans, sus personajes ganan en humanidad. Se acerca a ellos de manera casi amorosa, insuflándoles un cierto halo de heroísmo. Su obra es testimonio de la imagen más trágica de América, testimonio por otro lado lleno de compromiso, convencida de que sus imágenes podían ayudar a cambiar las cosas. 

Entre 1938 y 1939 preparó junto a su marido el libro An American Exodus, A Record of Human Erosion, que fue editado en 1939. La obra sería el fruto de la estrecha colaboración entre la fotógrafa y el científico social. En el citado libro se narra el trágico éxodo de miles de americanos de una tierra que se había quedado empobrecida.
 
Lange y Taylor realizaron una gran labor documental en la que aparecían los textos que recogían un análisis del fenómeno migratorio junto a las fotografías, analizando el fenómeno de la migración motivada por la Depresión. En el microfilm se recogían fragmentos de conversaciones escuchadas en el momento en que se tomaron las fotografías y se describía la situación desesperante que padecían. Estos emigrantes competían con los trabajadores mejicanos y con otros emigrantes, pero no se les ofrecía una tierra para trabajar, sino trabajar en la tierra (Lange y Taylor 1999). La tenencia de la tierra estaba en muy pocas manos. Así, en 1935, en el Imperial Valley tan sólo setenta y cuatro individuos controlaban la mayor parte de la tierra cultivable (Federal Writer’s Project 1939: 639-40).


En 1941, Lange recibió el premio Guggenheim Fellowship por la excelencia en fotografía. Después del ataque a Pearl Harbor, dio su prestigio para registrar la fuerza de la evacuación de los japoneses estadounidenses (Nisei) en los campos de concentración del occidente del país. Cubrió todos los actos de reubicación de los japoneses, su evacuación temporal en centros de reunión y los primeros campos permanentes. 

Para muchos observadores, sus fotografías de muchachas japonesas estadounidenses presentando honor a la bandera antes de ser enviadas a campos de concentración es un recuerdo de las políticas de detención de personas sin ningún cargo criminal y sin derecho a defenderse. Sus imágenes fueron tan obviamente críticas que el Ejército las embargó. Dichas fotografías están en la actualidad disponibles en la División Fotográfica y la Biblioteca Bancroft de la Universidad de California.


A partir de esta fecha empieza a tener problemas relacionados con su salud, hecho que determina que su objetivo fotográfico se vuelque hacía temas cercanos como su familia. En la década de los 50, mientras su estado de salud se lo permitió, realizó diversos trabajos para revistas en América Latina, Así y África, así como un estudio sobre el sistema judicial californiano. Así, entre
1958-63 viaja a Asia, Venezuela, Ecuador, Egipto, Siria, Irak y diferentes países europeos. En 1952 fue la cofundadora de la revista Aperture.

A partir de 1964, tras tener conocimiento de que padece un cáncer, se dedica a lo que sería sus dos últimos proyectos: organizar una retrospectiva de su obra en el MOMA y ha documentar su vida. Mediante estos escritos que recogió explica su ideario fotográfico, su forma y manera de ver, percibir y vivir la fotografía. En ellos se autodescribe como una fotógrafa totalmente purista y defensora de la fotografía directa, objetiva y sin pasar por ningún tipo de manipulación
. Lange que no sufría las limitaciones de las grandes y pesadas cámaras fotográficas, comentó:

“Te cuelgas la cámara en el cuello así como te calzas los zapatos y ahí está, un accesorio del cuerpo que comparte la vida contigo. La cámara es un instrumento que enseña a la gente cómo ver sin la cámara.”

En las dos últimas décadas de su vida, su salud fue bastante pobre. Sufrió de problemas gástricos, úlceras y los síndromes del post-poliomilitis. Murió en San Francisco, el 11 de octubre de 1965 de cáncer a la edad de 70 años. dejándonos aproximadamente 25,000 negativos que ahora son parte trascendente de la historia de Estados Unidos.


 Lange en su coche, cargando con su cámara Graflex 4×5;  la cámara era todo un armatoste de madera.

El verdadero éxito de la obra de Dorothea Lange no se da hasta el año 1972, cuando el Museo de Whitney incorpora 27 obras en la exposición “Executive Order 9066” destinada a mostrar el internamiento japonés. El entonces crítico del New York Times, A.D. Coleman, describió las fotografías de Lange como: “documentos de tan alto nivel que compenetran los sentimientos de las víctimas y también los hechos del crimen.” 

Lange fue una firme defensora de la fotografía directa, objetiva y sin que pasara por ningún tipo de manipulación. Sus imágenes trataban de invitar a la reflexión, a mostrar al hombre y sus circunstancias sin la manipulación de las situaciones. No obstante, algunas veces se advierte que sus fotografías de documentalismo social son posadas. Lange no solía preparar a los sujetos de la acción, pero si lo hacía a propósito, les hacía mirar directamente a la cámara. 

Como fotógrafa documental, Lange fotografiaba a la gente en su ambiente, como eran, y trataba de encuadrar y captar lo que las personas y el ambiente tuvieran que ofrecer en un sentido que pudiera evocar un significado; les fotografiaba en el contexto de sus vidas (George Elliot 1966). A veces, Lange se acercaba al sujeto, pero decidía excluir el entorno, es decir, se centraba en la humanidad del sujeto de la acción. 

Generó una conciencia social a través de la mirada de su cámara. Se advierte, por un lado, que en sus imágenes existía un cierto carácter de denuncia, con el fin de producir una transformación social y, asimismo, parecían tener también como finalidad la comprensión de la humanidad. 

Según Linda Gordon, la mayoría de las fotografías de Lange eran optimistas e incluso utópicas, no a pesar de, sino precisamente por sus frecuentes descripciones de la tristeza y de las privaciones. Al mostrar a los sujetos en una situación triste destacaba que no eran merecedores de las privaciones que padecían y llamaba la atención sobre el hecho de que la democracia no se había logrado de una forma plena, al mismo tiempo, que afirmaba que una democracia mejor era posible (2009: xiv). 

La fotografía de Lange que quedó como su mayor clásico fue "Madre Migrante". La mujer en la foto es Florence Owens Thompson, pero Lange aparentemente nunca supo su nombre. El éxito de la foto tiene que ver con su contexto histórico y su utilización, pero, también, con su indudable calidad artística. En cuanto a composición y contenido, la imagen es paralela a la de las Vírgenes renacentista; sólo que ahora la Virgen es sustituida por una madre sufriente con tres niños.

La foto fue tomada en 1936 en los campos que albergaban a trabajadores agrícolas con poco o ningún trabajo. En este caso, se trataba de un campo de recogedores de guisantes que llevaban tiempo sin trabajo, en Nipomo (California). Muchos de estos trabajadores habían perdido sus granjas y tierras y se trasladaban de un punto a otro de los Estados Unidos, buscando trabajo.

En la toma original, que fue retocada, aparece en la zona inferior derecha un dedo; el asunto del dedo es bastante misterioso, ya que parece un pulgar, pero si es de Florence O. Thompson la posición es inverosímil. La foto, al publicarse en Survey Magazine en 1936 había sido retocada de tal modo que el pulgar casi desapareció, pero dos años después Lange retocó el negativo que estaba en el edificio de la FSA, lo que no agradó a Roy Stryker, jefe de Lange. El asunto del pulgar habla de la concepción que tenía Lange de la fotografía de reportaje: la realidad, sí, pero “filtrada” de tal manera que cumpla los objetivos que se intentan transmitir. Se trataba de generar emociones positivas (solidaridad, etc.) y no burlas al pulgar “fantasma”. Aquí tenemos la imagen original sin retocar, con el pulgar visible.



Madre Migrante, Florence Owens Thompson, el clásico de Lange.


Lange cuenta que había pasado de largo, con su coche, el campo de Nipomo; cuando estaba ya a 30 kms. volvió, pensando que debía afrontar lo que se iba a encontrar ahí.

" Vi y me acerqué a la famélica y desesperada madre como atraída por un imán. No recuerdo cómo expliqué mi presencia o mi cámara a ella, pero recuerdo que ella no me hizo preguntas. No le pedí su nombre o su historia. Ella me dijo su edad, que tenía 32 años. Me dijo que habían vivido de vegetales fríos de los alrededores y pájaros que los niños mataban. Acababa de vender las llantas de su coche para comprar alimentos. Ahí estaba sentada reposando en la tienda con sus niños abrazados a ella y parecía saber que mi fotografía podría ayudarla y entonces me ayudó. Había una cierta equidad en esto".










Puso en primer término a los mas pobres, personas campesinas, familias desplazadas y las personas inmigrantes. A pesar de que el drama se refleja en los ojos de estas personas, Dorothea, la fotógrafa del pueblo, como ponía en su tarjeta de visita, confesó haber hallado el coraje en lugares inesperados: “Si pierdes tu coraje, pierdes lo más valioso que hay en ti, todo lo que te queda para sobrevivir”. Sus fotos, distribuidas sin costo a los periódicos nacionales, se convirtieron en iconos de una época.


Fuentes: Wikipedia;  Fernando del Río; Ojuel Revista semestral del Grupo de Investigación de la Junta de Andalucía y de la Universidad de Sevilla ESCRITORAS Y ESCRITURAS














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