“ Mujer indígena que pertenecía a dos culturas. Con un pie en la nación india y el otro en el mundo del hombre blanco, se aceleró a través de la llanura como una flecha ardiente, sólo para estar a la altura de su objetivo. A pesar de ser princesa –reconocida por toda la tierra como la voz apasionada de los indios Paiute– fue tratada con indiferencia por el gobierno de los Estados Unidos. Desilusionada y traicionada, Sarah murió antes de terminar la misión, creyéndose ser una fracasada” (Seagraves, High Spirited Women of the West).
Sarah Winnemucca fue una activista social, educadora y escritora originaria de la tribu Paiute del noroeste de Nevada. Nació en 1844 y fue bautizada como
Thocmetony o Tocmetone, que en lengua paiute viene a significar: “flor Chelone”.
En el momento de su nacimiento, su pueblo sólo tenía un contacto muy limitado con
los hombres blancos. Era la cuarta hija del matrimonio formado por el Jefe
Winnemucca (Mala Cara o Poito) y Tuboitonie. A pesar de que afirmó que su padre
fue jefe de todos los Paiute del Norte, el Paiute no tenía una dirección
centralizada y su padre, aunque influyente, fue el líder de un pequeño grupo.
El abuelo materno de Sarah
Winnemucca era el Jefe Truckee
(Winnemucca el Viejo). Hombre amistoso con la gente blanca, desde 1843 a 1845,
guió al aventurero y militar estadounidense John C. Frémont a través de la Gran Cuenca de California
para que pudiese elaborar sus mapas de expedición. Más tarde, colaboró con los militares
estadounidenses para combatir la presencia mexicana en California. El padre de
Sarah al contrario de su abuelo, no confiaba en la gente blanca y advertía a su
pueblo en mantener la distancia.
Sarah fue introducida por primera
vez en el mundo de los blancos a los seis años, cuando su abuelo insistía en que
fuera con él a California. Aunque al principio Sarah estaba aterrorizada con
los blancos, su abuelo la llevó consigo en aquel viaje por la zona de
Sacramento (un viaje que su padre se negó a hacer). A Sarah le gustaban las camas,
las sillas y los platos de colores brillantes del hombre blanco.
Cuando tenía trece años, en 1857,
su abuelo había hecho arreglos para Sarah y su hermana, con la intención de
trasladarlas a la casa del Mayor William Ormsby (un agente local) en Carson
City (Nevada) para que recibieran una educación. Con catorce años, Sarah
Winnemucca había adquirido cinco
idiomas: tres dialectos indígenas y Español e Inglés. Se convirtió en una de
las pocas nativas capaces de leer y escribir bien en Inglés.
En 1860, las tensiones entre los
blancos y los nativos entraron en lo que se denominó la “Guerra Paiute”. El
Mayor William Ormsby fue asesinado en acción, en mayo de 1860, durante la
primera batalla de la Guerra Paiute, cuando la fuerza de las milicias que
dirigió fue aniquilada por el grupo de guerreros liderado por el paiute Numaga, primo de Sarah. En su libro,
Sarah cuenta cómo su hermano Natchez, sin éxito, trató de salvar la vida de
Ormsby, dándolo por muerto antes del ataque. Su padre y su hermano lucharon en
el bando Paiute y varios miembros de la familia de Sarah fueron asesinados en
esta etapa de guerra.
La última visita de Sarah a la
cultura blanca fue cuando tenía dieciséis años. Ella cumplió la petición de su
abuelo, el Jefe Truckee, en su lecho de muerte, sobre octubre de 1860. A petición
del abuelo, antes de morirse, ella y su hermana Elma serían enviadas a un colegio
de monjas de San José, California. Pero las dos niñas nunca fueron oficialmente
admitidas y fueron despedidas después de unos días, cuando los blancos se
opusieron a la presencia de indígenas en la escuela.
Después de la guerra, la familia
de Sarah Winnemucca se mudó a la
Reserva Malheur, que fue designada para los Paiutes del Norte y los Bannock por
una serie de órdenes ejecutivas emitidas por el presidente Ulysses S. Grant.
Los días de caza y de recolección libre habían terminado para su tribu.
En 1866, Sarah comenzó a trabajar
como intérprete para el ejército de los Estados Unidos. En 1871, a la edad de
veintisiete años, trabajaba como traductora para la Oficina de Asuntos Indígenas,
en el Fuerte McDermitt, en la frontera con Oregón. Este mismo año, el 29 de
enero, Sarah se había casado con el Teniente Primero Edward Bartlett.
A partir de 1872, Sarah Winnemucca
enseñó y sirvió como intérprete en la Reserva de Malheur, en Oregón. Sarah era
la intérprete del agente Samuel Parrish, quien estableció un programa agrícola
coherente y bien administrado para los nativos en la Reserva de Malheur. Parrish trabajaba con
justicia, pero en 1876, fue reemplazado por el agente William Rinehart y las condiciones
en la reserva de Malheur rápidamente se convirtieron en intolerables. Sarah
cuenta en su libro cómo el agente Rinehart vendió a los blancos locales muchas de las provisiones que
estaban destinadas a los nativos. Gran parte de la tierra agrícola de los
nativos también fue expropiada ilegalmente por los colonos blancos. Ese mismo año,
1876, Sarah se divorció del Teniente Edward Bartlett a causa de la
intemperancia de éste.
En 1878, prácticamente todos los
nativos pasaban auténticas penurias en la Reserva, eran objetos de la mala
administración gubernamental. Los
Bannock comenzaron entonces a atacar los asentamientos blancos en el sur de
Oregon y en el Norte de Nevada, lo que provocó la “Guerra Bannock”. Sarah
estaba preparada para viajar a Washington D.C. y hablar de los problemas de su
pueblo, pero el viaje fue interrumpido por dicha guerra. En esta refriega salvó
la vida de su padre a manos de nativos hostiles, al trasladarse ambos a través
de terrenos escabrosos por tres días.
En 1878, Sarah Winnemucca se casó
nuevamente, esta vez con Joseph Setwalker. Poco se sabe de este matrimonio, tan
sólo que fue breve. Ese mismo año, Sarah se convirtió en guía e intérprete para
los militares de los EE.UU., trabajando para el General Oliver Otis Howard.
Al final de la guerra, los Paiutes
esperaban regresar a la Reserva de Malheur pero, en cambio, fueron enviados en
invierno a otra reserva, Yakima, en el estado de Washington. Algunos Paiutes
murieron en el viaje de 350 millas, mientras que otros, incluida una hermana de
Sarah, murieron poco después de terminar su viaje. En la Reserva de Yakima, los
Paiutes sufrieron grandes privaciones. Sarah se fue con ellos para servir como
traductora, a pesar de que tenía un trabajo que no le obligaba a vivir en una
reserva.
En 1879, comenzó a trabajar para cambiar
las condiciones de los nativos, y dio una serie de conferencias, a través de
California y Nevada, sobre la situación de su pueblo. En 1880, ella, su padre y su
hermano visitaron Washington D.C. Allí, Sarah logró entrevistarse con el
Secretario del Interior, Carl Schurz, y con el mismo Presidente de la nación,
Rutherford B. Hayes. Sarah recibió promesas de mejoras para su pueblo — Carl Schurz
se mostró partidario de que los Paiutes volvieran a Malheur– Sin embargo, los
cambios nunca se materializaron y los Paiutes se sintieron totalmente decepcionados.
A pesar de las promesas incumplidas
por parte de los gobernantes, Sarah Winnemucca siguió dando conferencias para
obtener apoyo para el pueblo Paiute. Mientras daba una conferencia en
San Francisco, California, Sarah conoció al Teniente Lewis H. Hopkins, un nativo
empleado del Departamento con el que contrajo matrimonio el día 5 de diciembre
de 1881. A diferencia de sus anteriores maridos, Hopkins estaba a favor de su
trabajo y del activismo.
En 1883, Sarah volvió a viajar a
la Costa Este, California y Nevada para dar conferencias sobre la vida de los
indígenas y sus derechos. En una de estas conferencias conoció a Elizabeth
Palmer Peabody y su hermana, Mary
Peabody Mann (esposa de Horace Mann, el educador). Estas dos mujeres ayudaron a Sarah a encontrar lugares para dar conferencias.
Ese mismo año, 1883, Sarah publicó su autobiografía, editada por Mary Peabody
Mann, “La vida entre los Piutes: sus errores y reclamaciones”. El libro cubre
desde los años 1844 a 1883, y en él no sólo está documentada la vida de Sarah,
sino también las condiciones cambiantes que vivía su pueblo. En la obra deja
sus impresiones desde el punto de vista de los nativos acerca de la colonización
de sus tierras y entre otras narraciones señala mucha historias sobre los
Si-Te-Cah , unos gigantes blancos de pelo rojo que vivían en esa zona cuando la
tribu de los Piutes llegarón por primera vez al territorio de Nevada. Los
Paiutes llamaban a este pueblo de gigantes blancos “Si-Te-Cah”. Según ellos,
estos hombres pelirrojos eran un pueblo guerrero y varias tribus indias se
unieron para luchar juntos en una larga guerra contra ellos (se cuenta que pudo
durar unos mil años
En la página 75, ella narra: “Mi pueblo dice que la tribu
que exterminamos tenía el pelo rojizo. Yo tengo algunos de esos cabellos, los
cuales han ido pasando de mano a mano de padres a hijos durante generaciones.
Yo tengo un vestido que ha pertenecido a nuestra familia durante muchísimo
tiempo, decorado con ese cabello rojizo. Me lo pondré en algún momento cuando yo
dé una conferencia. Se llama vestido del luto, y nadie más tiene un vestido
como éste excepto mi familia”. En otra parte del libro explica que estos
gigantes de pelo rojizo llegaron a este territorio por barco, al parecer cuando
esta zona era parte de un mar interior. Eran en número unos 2600, su pueblo los
llamaba Sai-i, eran de una raza diferente, hablaban una lengua diferente y
mantuvieron una larga guerra con su pueblo.
El marido de Sarah, Lewis H.
Hopkins, apoyó los esfuerzos de su esposa mediante la recopilación de material
para el libro en la Biblioteca del Congreso. Sin embargo, la adicción de su
marido al alcohol, la tuberculosis y el juego lo dejó con poca recompensa
financiera por todos sus esfuerzos. En 1884, con las conferencias y los escritos,
Sarah pudo financiar la compra de un terreno cerca de Lovelock, Nevada, donde
construyó una escuela para niños nativos llamada “Peabody Institute”. En esta
escuela, a los niños nativos americanos se les enseñó Inglés, pero también se les
enseñaba su propia lengua y cultura.La escuela funcionó brevemente, hasta que
se aplicó La ley Privativa de Dawes, de 1887. Y el gobierno no aprobó ni financió la escuela como se esperaba.
El 18 de octubre 1887, falleció de
tuberculosis el marido de Sarah. Los fondos económicos disponibles fueron agotados después de la muerte de
su marido y la escuela tuvo que cerrarse.
Sarah se fue a vivir a casa de su
hermana Elma, en el Lago de Henry, Idaho (Montana), donde pasó los últimos cuatro
años de su vida. Murió el 17 de octubre de 1891, a la edad de 47 años, probablemente
de tuberculosis.
Una estatua de Sarah Winnemucca se
encuentra en el Capitolio de los EE.UU., en Washington, D.C., en representación
del estado de Nevada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario