martes, 22 de febrero de 2011

Concepción Arenal de Ponte.


 “Si la ley civil mira a la mujer como ser inferior al hombre, moral e intelectualmente considerada, ¿por qué la ley criminal la impone iguales penas cuando delinque?”.
                                    La mujer del porvenir. Concepción Arenal 

 


Socióloga, pedagoga y ensayista, fue la primera mujer que recibió el título de Visitadora de Cárceles de Mujeres. Con ella nace el feminismo en España, pues desde joven luchó por romper los cánones establecidos para la mujer, rebelándose contra la tradicional marginación del sexo femenino y reivindicando la igualdad en todas las esferas sociales para la mujer.
 
Nació en Ferrol,  un 31 de enero de 1820, en una modesta casa del barrio conocido como Ferrol Vello. 

Su padre, Ángel del Arenal, fue un eminente militar que sufrió muchas veces prisión por su ideología liberal y por estar en contra del régimen monárquico absolutista del rey Fernando VII. Su madre, María Concepción de Ponte era descendiente de una familia de nobles, dado que su hermano era conde de Vigo

A consecuencia de las estancias en prisión, su padre cayó enfermo y murió en 1829. Ese año, se marcha con su madre y sus hermanas a Armaño (Cantabria) y en 1834 se trasladan a Madrid, donde Concepción estudia en un colegio para señoritas.

En 1840 vuelve a Armaño para cuidar a su abuela enferma. Tras el fallecimiento de ésta ese mismo año, y el de su madre en 1841, recae sobre ella la herencia familiar, de manera que a los veintiún años Concepción es dueña absoluta de su destino, poniendo en práctica aquellos proyectos a los que su madre se había opuesto y así, durante los años de 1842 a 1845, asistirá vestida de hombre a algunas clases de Derecho en la Universidad. 

Evidentemente no cursó la carrera, ni hizo exámenes, ni alcanzó ningún título, pues en este momento histórico las aulas universitarias estaban reservadas exclusivamente para los varones, pero sin duda enriqueció y afianzó su interés por las cuestiones penales y jurídicas. Acabada la carrera, se casó en 1848 con el también abogado y escritor ovetense Fernando García Carrasco, en la parroquia madrileña de San Ildefonso. El traje de novia que vistió ese día se lo prestó la hermana política del ex presidente del Consejo de Ministros, Salustiano Olózaga. 

En Oviedo, en 1848, escribió el libreto de Los hijos de Pelayo, zarzuela en tres actos, y la novela Historia de un corazón La pareja tuvo varios hijos que mueren a temprana edad y solo les quedará un hijo, Fernando. Durante su matrimonio, los esposos se ganan la vida escribiendo para el periódico La Iberia, donde Fernando llega a ser editorialista y redactor. 

En 1857 fallece su marido y ella sola y sin recursos, se ve forzada a vender sus posesiones en Armaño por las dificultades económicas que atraviesa y se traslada junto con sus hijos a la casa del violinista Jesús de Monasterio en Potes (Cantabria), entonces rincón casi inaccesible, donde escribió dos de sus trabajos más conocidos: La Beneficencia, la Filantropía y la Caridad y el Manual del Visitador del Pobre, que alcanzaron un éxito inmediato. 

De regreso a Galicia, desarrolló una intensa actividad en la publicación de ensayos sobre temas sociológicos y en la organización de obras de asistencia social. 



Retrato de G. Bello. 1952.

Nombrada "Visitadora General de Prisiones para mujeres" en 1864, funda en La Coruña una sociedad femenina cuya finalidad era atender a las mujeres que cumplían condena, auxiliando a las que tenían hijos menores de tres años, fomentando entre ellas la lectura, y patrocinando a las más necesitadas cuando cumplían dicha condena. En 1868 es nombrada Inspectora de las Casas de Corrección de mujeres, cargo que ocupa hasta 1873. Junto a Antonio Guerola fundaría en 1870 la revista "La voz de la caridad", cuyo fin eran los estudios penitenciarios y de beneficencia. 

En 1861, la Academia de Ciencias Morales y Políticas la premió por su memoria "La beneficencia, la filantropía y la caridad". Era la primera vez que la Academia premiaba a una mujer, aunque no sería el único, puesto que años más tarde recibiría dos más de la misma institución, en 1875 y 1878, por "Las colonias penales de Australia y la pena de deportación", y "La instrucción del pueblo".

En 1871 es nombrada Secretaria general de la Cruz Roja de Madrid. También fue miembro de la Junta Directiva del Ateneo de Señoras, fundado en Madrid por Fernando de Castro, a quien le dedicó su obra " A Don Fernando de Castro". El gobierno de la I República española pretendía la reforma del Código Penal y, entre otras personas, Concepción Arenal fue llamada a formar parte de dicha Comisión. 

Envió distintas comunicaciones a los Congresos Internacionales Penitenciarios de Estocolmo (Informe sobre reforma penitenciaria), Roma (Informe sobre el empleo del domingo en las prisiones) y San Petersburgo (Informe sobre los incorregibles), editados en 1896.  En 1872 funda la Constructora Benéfica, una sociedad que se dedica a la construcción de casas baratas para obreros. Posteriormente también colabora organizando en España la Cruz Roja del Socorro, para los heridos de las guerras carlistas, poniéndose al frente de un hospital de campaña para los heridos de guerra en Miranda de Ebro.

Si bien en sus obras trató del papel de la mujer en la sociedad (La mujer del porvenir, La condición de la mujer en España), los problemas educativos intentando desvelar la interés de la gente por la educación del pueblo (La Instrucción del pueblo), temas de organización social (Cartas a un obrero, Cartas a un señor) y derecho internacional (Ensayo sobre el Derecho de gentes), su producción más importante se encuentra en los numerosos y conocidos estudios de ciencia penal, donde es patente el estudio directo de la realidad, con una visión sociológica y antropológica, y en el profundo respeto por la dignidad de cualquier persona, aunque sea delincuente. Así, cabe destacar la ya citada "Las Colonias penales de Australia y la pena de deportaciones" , la fundación de la revista La voz de la caridad, dedicada a los estudios penitenciarios; El derecho de gracia ante la justicia; el deleite colectivo, etc. 
 
Publicó libros de poesía y ensayo como Cartas a los delincuentes (1865), Oda a la esclavitud (1866) —que fue premiada por la Sociedad Abolicionista de Madrid—, El reo, el pueblo y el verdugo o La ejecución de la pena de muerte (1867). 

De formación autodidacta, vivió con austeridad, dedicada al estudio y a la acción de reforma social.  

Es una de las figuras claves del feminismo español, de repercusión europea y se inscribe en una vía del humanismo europeo que en el siglo XIX se diversificó dentro de las tendencias reformistas del liberalismo y de los socialismos positivistas, y que hoy está en la base del Estado social de derecho.

Concepción Arenal distinguirá entre educación e instrucción, pues “la educación no debe prescindir de la inteligencia” y como bien afirmaría
“un hombre puede ser muy instruido y estar muy mal educado, y estar muy bien educado y no ser muy instruido”.
 

Por tanto, para ella “ Si la educación es un medio de perfeccionar moral y socialmente al educando; si contribuye a que cumpla mejor su deber; [...] y si la mujer tiene deberes que cumplir, derechos que reclamar, benevolencia que ejercer, nos parece que entre su educación y la del hombre no debe haber diferencias. Si alguna diferencia hubiere, no en calidad, sino en cantidad de educación, debiera hacer más completa la de la mujer, porque la necesita más”.

Concepción Arenal se define sobre el tema de la coeducación afirmando:


“ ¡Sería fuerte cosa que los señoritos respetasen a las mujeres que van a los toros y faltaran a las que entran en las aulas!”. Espera esta mujer que los hombres “[...] se irán civilizando lo bastante para tener orden y compostura en las clases a que asistan mujeres, como la tienen en los templos, en los teatros, en todas las reuniones honestas, donde hay personas de los dos sexos”.


El tema de la coeducación permanecía como eterno tabú, incluso después de implantada en los estudios primarios en 1909. Se acusará de inmorales todas aquellas experiencias educativas que incluyeron la coeducación entre sus principios. Es el caso de la Escuela Moderna, fundada por Ferrer i Guardia, de tendencia anarquista, desaparecida en 1909, o centros promovidos por la Institución Libre de Enseñanza, como el Instituto-Escuela, fundado en 1918. Pero lo más interesante recae en el ámbito de la enseñanza oficial que, en respuesta a las resistencias que encontraba el ideal coeducativo, comienza a generar un amplio abanico de institutos femeninos.
 
Incansable reformadora para quien "Sólo la verdad, la virtud y la belleza tienen horizontes infinitos. El que a ellos no se dirige, rico o pobre, se arrastra por las miserias del mundo moral", murió el 4 de febrero de 1893 en Vigo, donde fue enterrada. Es su epitafio el lema que la acompañó durante toda su vida: 

     A la virtud, a una vida, a la ciencia. 

Sin embargo, su frase más celebre fue probablemente "Odia el delito y compadece al delincuente", que resume su visión de los delincuentes como el producto de una sociedad deprimida y represora.






Fuentes: wikipedia.org; www.eumed.net/economistas

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