Aida la Fuente referente de mujer revolucionaria, militante comunista incansable, que no cejó jamás en la lucha. Libertaria Lafuente:
«...y que no niegue esa gente / que esos dos pechos cortados,/ que esos brazos arrancados / son libertaria Lafuente...». Rafael Alberti
Un año después de la Revolución Bolchevique, un 25 de febrero de 1915 nace Aida de la Fuente Penaos, en León, en la calle Catalinas número diez, a las doce de la mañana, hija de Gustavo de la Fuente González y de Jesusa Penaos del Barrio.
La familia se traslada a Oviedo, donde Gustavo de la Fuente era pintor de carteles y decorados en el Teatro Campoamor y participó en el establecimiento en la ciudad del Partido Comunista de España. El matrimonio tuvo seis hijos, siendo la mas conocida Aida, si bien todos sus hijos formaron en las Juventudes Comunistas. Gustavo y Daniel de la Fuente Penaos, dos de los hermanos de Aida, fallecieron en el frente al poco de comenzar la Guerra Civil, en 1936. Sobrevivieron a la guerra Maruja, Susi y la más pequeña, Pilar de la Fuente Penaos, nacida en 1919, que una vez huérfana fue trasladada a la Unión Soviética.
Desde pequeña comenzó a militar en organizaciones comunistas, primero en los pioneros y más tarde en la Juventud Comunista. Tras su ingreso en la organización juvenil una de sus principales misiones fue la de recabar dinero para enviar a los presos políticos de las distintas huelgas y conflictos obreros que sacudían Asturias a comienzos de los años 30.
Militante incansable vendía el periódico “Juventud Roja” por las calles. Solía pasar los sábados (el día en que los obreros cobraban el salario semanal) en el local del Partido Comunista, en las calles, en los bares e incluso en la Casa del Pueblo socialista pidiendo dinero para enviar a los penados; con el resultado de la colecta se compraba comida, ropa, tabaco... que dos veces por semana ella les entregaba a sus compañeros en la Cárcel Modelo de Oviedo.
Militante incansable vendía el periódico “Juventud Roja” por las calles. Solía pasar los sábados (el día en que los obreros cobraban el salario semanal) en el local del Partido Comunista, en las calles, en los bares e incluso en la Casa del Pueblo socialista pidiendo dinero para enviar a los penados; con el resultado de la colecta se compraba comida, ropa, tabaco... que dos veces por semana ella les entregaba a sus compañeros en la Cárcel Modelo de Oviedo.
Cuando estalló la Revolución de Octubre de 1934, se creó el denominado “Soviet de La Argañosa” en el conocido barrio obrero del mismo nombre. Rápidamente se organizó el abastecimiento para los vecinos y los combatientes, se emitieron vales y la vida económica y social del barrio pasó a ser controlada por el Soviet mientras duró la Revolución.
Como militante de la Juventud Comunista, ella fue uno de los enlaces entre dicho Soviet, el Comité Revolucionario y los milicianos que estaban en el frente. El testimonio de Alejandro Valdés la sitúa los días 7 y 8 colaborando en el hospital como enfermera. Otros autores hablan de su labor en la organización de las cocinas colectivas que se montaron en la periferia de Oviedo para abastecer a los combatientes revolucionarios, a los que llevaba café y comida a la primera línea.
Como militante de la Juventud Comunista, ella fue uno de los enlaces entre dicho Soviet, el Comité Revolucionario y los milicianos que estaban en el frente. El testimonio de Alejandro Valdés la sitúa los días 7 y 8 colaborando en el hospital como enfermera. Otros autores hablan de su labor en la organización de las cocinas colectivas que se montaron en la periferia de Oviedo para abastecer a los combatientes revolucionarios, a los que llevaba café y comida a la primera línea.
El día 13 de octubre, cuando el ejército ya había entrado en Oviedo para aplastar la Revolución, y el mismo día en el que el edificio de la Universidad de Oviedo y cuanto contenía quedó destruido en el famoso incendio, Aida de la Fuente cumplía con su misión de enlace. Sabían que la Estación del Norte iba a ser tomada por las fuerzas del Tercio y decidió subir ella misma a San Pedro de los Arcos (posición estratégica para controlar la mencionada estación).
A día de hoy se desconocen los verdaderos motivos que hicieron que acudiera a San Pedro, algunas fuentes apuntan a que se trasladó allí para informar a los compañeros de la inminente llegada al Tercio y la necesidad urgente de abandonar dicha posición, sin embargo también existe la teoría de que acudió para poder seguir luchando hasta el final contra las fuerzas represoras y contrarrevolucionarias.
A día de hoy se desconocen los verdaderos motivos que hicieron que acudiera a San Pedro, algunas fuentes apuntan a que se trasladó allí para informar a los compañeros de la inminente llegada al Tercio y la necesidad urgente de abandonar dicha posición, sin embargo también existe la teoría de que acudió para poder seguir luchando hasta el final contra las fuerzas represoras y contrarrevolucionarias.
Aida Lafuente perdió la vida en las inmediaciones de la iglesia de San Pedro de los Arcos de Oviedo, en pleno enfrentamiento con la 21ª Compañía, encuadrada en las fuerzas mandadas por el teniente coronel Juan Yagüe. Estas fuerzas, estaban constituidas por un una Bandera de la Legión, un Tabor de Regulares y una Batería de Artillería. Aida, estaba intentando frenar, mediante una ametralladora situada en la cota de San Pedro de los Arcos, el avance del ejército (tropas de la Legión conducidas por el General Francisco Franco) en su definitiva neutralización de la Revolución de 1934.
Existían dos nidos de ametralladora, el primero fue silenciado por las tropas de la compañía número 24. La segunda ametralladora, la de Aida, logró detenerlos varias horas. El teniente coronel Juan Yagüe ordena en ese momento al comandante de los escuadrones de sables avanzar hacia el terreno comprendido entre la actual avenida de los monumentos y la iglesia de San Pedro, de esta forma deja entre dos fuegos la posición que estaba siendo defendida por Aida, la 23ª compañía de la Legión progresa a su vez y, con la ayuda de la caballería, penetra en la cota, a pesar de los disparos que siguen saliendo de la ametralladora, la 21ª compañía avanza por la zona de la estación del norte y llega también a la posición de Aida, que muere junto a otros siete compañeros.
Existen muchas versiones sobre su muerte, la más difundida es que murió disparando contra los legionarios con una ametralladora, otras afirman que se pegó un tiro antes de que los militares pudieran alcanzarla y, otra mas, señala que cuando el destacamento de la Legión, al mando del teniente Dimitri Iván Ivanof emprendió el asalto, la ametralladora de Aida había agotado ya sus peines de munición; al aproximarse el legionario Torrecilla (según relató él mismo a la prensa en aquellas fechas) Aida le habría golpeado con una barra, a la vez que sacaba una pistola que guardaba en su pecho. El legionario fue más rápido y disparó antes.
Unas horas después pasó por allí Luis de Sirval, redactor de El Liberal y de El Heraldo, y director de una agencia de prensa, y publicó un relato según el cual Aida habría sido fusilada a sangre fría por los legionarios. Este relato les indignó, hasta el punto de que el propio teniente habría ido en busca de Sirval y le habría rematado a tiros de pistola (por lo que fue procesado ulteriormente).
Unas horas después pasó por allí Luis de Sirval, redactor de El Liberal y de El Heraldo, y director de una agencia de prensa, y publicó un relato según el cual Aida habría sido fusilada a sangre fría por los legionarios. Este relato les indignó, hasta el punto de que el propio teniente habría ido en busca de Sirval y le habría rematado a tiros de pistola (por lo que fue procesado ulteriormente).
Esta versión fue repetida por historiadores de izquierda en un tono más o menos enriquecido por los detalles. Pero el descubrimiento de lo que había pasado con los últimos defensores de San Pedro de Los Arcos sería la información que culminaría la investigación que le costó la vida a Luis de Sirval. En su cuaderno de notas, escritas a lápiz, se podían leer las cuatro siguientes líneas para un artículo que nunca fue escrito:
''Daída Peña (probablemente por el segundo apellido de Aida: Penaos), la fusiló el Teniente Dimitri Ivan Ivanov. Iglesia de San Pedro.''
Esta nota escueta, que motivó la muerte de Sirval a manos de Ivanov, enterado de que un legionario le había proporcionado este informe, corresponde con la versión obtenida por Alfonso Camín en los barrios del Naranco, y con la versión que ofrece Juan Ambou. Ambas parecen estar confirmadas por los trece impactos que Matilde de la Torre vio en el vestido de Aida que le fue mostrado por unos vecinos que lo habían recogido.
Trece tiros, no uno de pistola como sugiere el Sargento Torrecilla. Un fusilamiento, y no una muerte en combate, siguiendo lo que parece ser práctica habitual de legionarios y regulares ante los revolucionarios detenidos los días 12 y 13 en los barrios de Oviedo. Y junto de Aida, siete compañeros más. Juan Ambou cuenta:
''Los supimos después. Aida y doce más resistieron con las armas para proteger la retirada del grueso de las fuerzas revolucionarias... Murieron dos. Otros fueron heridos. Todos los que quedaron con vida fueron puestos contra el paredón de la iglesia, más bien del cementerio... Entre ellos Aida... Fueron ejecutados y enterrados en una fosa común... Desnudaron el cadáver de nuestra heroína. Buscaban, al decir del asesino Dimitri Ivan Ivanov, oficial del Tercio, documentos... Nada hallaron... Las prendas agujereadas por las balas y tintas de sangre fueron rescatadas por unos vecinos, las lavaron y las entregaron a la madre de Aida.''
(Publicado en el Tomo VIII de la Historia General de Asturias (1978). Octubre 1934. 2ª parte: La caída, recogido por Paco Ignacio Taibo II).
Fallecida su hija, Gustavo de la Fuente fue sometido por la República, como tantos otros intervinientes en aquellos sucesos, al correspondiente Consejo de Guerra, para esclarecer y castigar sus posibles responsabilidades. El 14 de septiembre de 1935, la prensa anunciaba que se había suspendido el Consejo de Guerra que debía juzgar a Gustavo de la Fuente. En las elecciones del 16 de febrero de 1936 resultó elegido Gustavo de la Fuente para formar parte del Ayuntamiento de Oviedo, en la candidatura del Frente Popular, por las listas del Partido Comunista de España.
Pocos días después de las elecciones, en un mitin celebrado en Madrid el 29 de febrero de 1936, Aida de la Fuente, cuyo nombre ya había comenzado a ser utilizado en la variante Aida Lafuente, se iba convirtiendo poco a poco en un símbolo y una referencia entre las filas comunistas. Rafael Alberti leyó entonces su poema Libertaria Lafuente: «...y que no niegue esa gente / que esos dos pechos cortados,/ que esos brazos arrancados / son libertaria Lafuente...».
Iniciada la Guerra Civil, el Partido Comunista de España convirtió a Aida Lafuente en una de sus principales referencias simbólicas. Así, por ejemplo, en el cartel que se conserva en el Archivo General de la Guerra Civil Española, se rinde homenaje a cuatro «Heroínas de la independencia y la libertad de España»: Agustina de Aragón, Mariana Pineda, Aida Lafuente y Lina Odena. Este cartel, publicado por «Propaganda y Prensa. Socorro Rojo Internacional. Socorro Rojo de España», fue elaborado por la Delegación de Propaganda y Prensa, dependiente de la Subsecretaría de Propaganda de la Junta de Defensa de Madrid, que desde 1937 dirigía precisamente Gustavo de la Fuente, el padre de la heroína Aida Lafuente.
Ya en octubre de 1936, pocos meses después de comenzada la Guerra Civil, al cumplirse el segundo aniversario de Octubre de 1934, ya llevaban su nombre el Batallón Asturias número 1 «Aida Lafuente» y una calle en Gijón, y el símbolo de Aida Lafuente, inicialmente promovido por los comunistas, comenzaba a ser aceptado también por el Partido Socialista: en el mitin organizado por el Departamento de Propaganda del Frente Popular para conmemorar el primer aniversario de las elecciones de 1936, celebrado en el Teatro Dindurra de Gijón el 16 de febrero de 1937, en nombre del Partido Socialista interviene Moreno Mateo, quien se refiere a Aida Lafuente como una de las «dignas heroínas que dio siempre a la historia el pueblo español», símbolo del «heroísmo femenino astur»
Jesusa Penaos del Barrio, la madre de Aida Lafuente murió fusilada en el Campo San Francisco de Oviedo, en los primeros días de la Guerra Civil. Su padre, parece ser que murió en Madrid antes de que terminara la Guerra Civil. Sin embargo, en plena postguerra, el Tribunal Especial para la Represión de la Masonería y el Comunismo le abrió expediente, al figurar su nombre en una relación de miembros de la Logia Jovellanos de Gijón, de 22 de noviembre de 1919. Y en el Sumario 693-44, fue «condenado a 12 años y un día de reclusión menor e inhabilitación absoluta perpetua».
Durante los años de la transición el mito de Aida Lafuente fue recuperado con fuerza. Así comienza la canción, en bable, que desde 1976 popularizaron Víctor Manuel y luego Nuberu: «Dieciséis años tinía / guapos años gayasperos / que xueguen y salten / semeyando xilgueros. / Yeres una neña Aida / que na rexón asturiana / xugabes dando a la comba / ú tos amigues saltaben. / Llegó la güelga d´ochobre / fuste revolucionaria / tu ya nun coyiste comba / que coyiste la metralla...» .
En esta canción, al igual que en acuerdo plenario del Ayuntamiento de Oviedo del 6 de abril de 1995 que acordó por unanimidad conceder el nombre de Aida Lafuente al paseo principal del parque de San Pedro de los Arcos, se alude a una fecha errónea de su nacimiento , situándolo en 1918 y no en 1915, que ha dado lugar al mito de imaginarla como una niña. Así, aunque José Ramón Gómez Fouz publicó en 1999 (en su libro Clandestinos, Oviedo 1999, página 241) el facsímil de la partida de nacimiento de Aida de la Fuente, el mito determina que se siga repitiendo la fecha de 1918 que pretende hacer niña a la heroica revolucionaria muerta en combate en Oviedo, nacida el 25 de febrero de 1915.
En esta canción, al igual que en acuerdo plenario del Ayuntamiento de Oviedo del 6 de abril de 1995 que acordó por unanimidad conceder el nombre de Aida Lafuente al paseo principal del parque de San Pedro de los Arcos, se alude a una fecha errónea de su nacimiento , situándolo en 1918 y no en 1915, que ha dado lugar al mito de imaginarla como una niña. Así, aunque José Ramón Gómez Fouz publicó en 1999 (en su libro Clandestinos, Oviedo 1999, página 241) el facsímil de la partida de nacimiento de Aida de la Fuente, el mito determina que se siga repitiendo la fecha de 1918 que pretende hacer niña a la heroica revolucionaria muerta en combate en Oviedo, nacida el 25 de febrero de 1915.
Independientemente de su edad, Aida de la Fuente Penaos, ha sido y siempre será un referente de mujer revolucionaria, militante comunista incansable, que no cejó jamás en la lucha.
Fuentes: Wikipedia; Enciclopedia de Oviedo; http://el.tesorodeoviedo.es/index.php?title=Aida_Lafuente; Amaya Caunedo
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