martes, 15 de mayo de 2012

Maria Lacerda de Moura. La libertad de una mujer



Considerada una de las pioneras del feminismo en Brasil, esta anarquista y feminista se unió a los movimientos obreros y sindicales de su época. Escritora polémica y oradora prestigiosa abordó cuestiones sobre la educación sexual de las jóvenes, la virginidad, el amor libre, el derecho al placer sexual, el divorcio, la maternidad consciente y la prostitución, asuntos poco discutidos por las mujeres de su época.






Nacida en Minas Gerais, el 16 de mayo de 1887, hasta que cinco años mas tarde, sus padres Modesto y Amelia deciden trasladarse a Barbacena ciudad en la que María comienza sus estudios primarios teniendo como profesora a una religiosa, la Hermana Rosa. Para contrarrestar la influencia de las enseñanzas religiosas, Modesto Lacerda, hombre culto y anticlerical, convence a Maria que tenia entre 10 y 12 años, para que traduzca al pensador anticlerical Maurice Lachâtre.

Se graduó en la Escuela Normal de Barbacena, en 1904. A continuación, inicia un trabajo con las mujeres de la región promoviendo una campaña para la construcción de viviendas para los pobres de la ciudad y comienza a dar clases, como maestra, en la Escuela Normal de Barbacena, tomando la pedagogía racionalista del anarquista español Francisco Ferrer.

Se mudó a San Pablo, donde colaboró con la prensa independiente y progresista, publicando artículos sobre educación y denunciando la opresión sexista ejercida contra las mujeres, criticando con acerbo a la moral sexual burguesa y denunciando la opresión sexista ejercida sobre las mujeres, ricas o pobres.

Desde su perspectiva libertaria, la explotación, la injusticia y la desigualdad significan un quebrantamiento de las leyes naturales. Como males artificiales, la ley, la propiedad y la autoridad crean un medio social inarmónico que corrompe al ser humano desnaturalizando su conducta. Por el contrario, la naturaleza es orden y armonía, la naturaleza es, en esencia, anárquica. Y también en el ámbito de la sexualidad, la oposición entre naturaleza y sociedad, instinto y ley, sería una constante en el discurso anarquista.

“La sociedad, ciegamente, se enfrenta contra el instinto, contra la Naturaleza, y legisla, codifica y organiza el amor”, escribía  María. 

Pionera del feminismo en Brasil, fundó en 1921 la Federación Internacional Feminista. Se unió a los movimientos obreros y sindicales de su época y publicó artículos en varios periódicos, sobre todo en la prensa anarquista brasileña, argentina, uruguaya y española y lanzó en 1923 la revista Renascença, especializada en las cuestiones sobre la formación intelectual y moral de las mujeres. Del mismo modo, publicó varios ensayos, algunos de los cuales: Em torno da educação (1918); A mulher moderna e o seu papel na sociedade atual (1923); Religião do Amor e da Beleza (1926); Han Ryner e o amor plural (1928); Amai e não vos multipliqueis (1932); A mulher é uma degenerada ? (1932) et Fascismo: filho dileto da Igreja e do Capital(s/d). 

Igual que sus obras escritas, sus conferencias eran también polémicas por los temas que abordaba: los derechos de la mujer, la educación sexual de las jóvenes, la virginidad, el amor libre, el derecho al placer sexual, la maternidad consciente y la prostitución




Valiente y decidida, refutó las ideas sobre la inferioridad de la inteligencia de la mujer, afirmando  que "la inteligencia no tiene sexo, pero actualmente, la inteligencia de la mujer está al servicio de la mentalidad masculina". En su misión de pacifista fueron sus maestros Sócrates, Gandhi y Tolstoi. 

Viajó a dar conferencias por Uruguay y Argentina, invitada por los sindicatos locales y los anarquistas. 

María Lacerda de Moura presenta en su defensa del amor libre unas connotaciones marcadamente feministas. Sus críticas contra la institución familiar se deben a las relaciones de poder que se establecen en su seno, en perjuicio de la libertad de la mujer: “La institución de la familia está basada en la ignorancia de la mujer, en el servilismo y la esclavitud femenina”. Asimismo, la monogamia implica la esclavitud sexual y amorosa de la mujer, y lo hace del mismo modo en el matrimonio y en las uniones libertarias que prescinden de la legalidad


“Creen, los infelices, que la fémina no es ni debe ser dueña de su cuerpo sino que ha de […] pertenecer solo y exclusivamente a un varón: él. […] Su conducta es exactamente la misma de los partidarios del matrimonio legal, canónico o no, puesto que la unión monógama y la familia indestructible son la base y sostén de la Religión, del Estado y de la Propiedad Privada”. 

Ella propugnará el amor plural, rechazando tanto la monogamia como la camaradería amorosa preconizada por Emile Armand, que había  defendido el principio “todas para todos y todos para todas”, dirigiendo sus críticas hacia los celos, que calificaba de “sentimiento autoritario”. María Lacerda de Moura, en buena parte de acuerdo con Armand, se opondrá sin embargo al comunismo sexual y la promiscuidad en la cual “la mujer sigue representando el papel de cosa, objeto de placer, elegida siempre y casi nunca con derecho a escoger”. 

Entre 1928 y 1937, esta activista libertaria formó parte de una comunidad en Guararema (en una comuna anarquista formada por pensadores y exiliados) correspondiente al periodo más intenso de su actividad intelectual. Describió la experiencia de esa época de este modo «libre de escuelas, libre de iglesias, libre de dogmas, libre de academias, libre de muletas, libre de prejuicios gubernamentales, religiosos y sociales.». 

Debido al gobierno represivo de Getúlio Vargas tuvieron que abandonar la comunidad y ella fue a vivir a Río de Janeiro donde se dedicó a la locución radial y a varias actividades hasta su muerte en 1945.








 Fuentes: mujereslibres; www.nodo50.org; Wikipedia




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