Importante filósofa del Renacimiento español de quien se dudó en cuanto a la autoría de su obra por considerar que resultaba demasiado intelectual para ser obra de una mujer. Ignorada durante mucho tiempo, actualmente es considerada una de las joyas de nuestro Siglo de Oro. Con su libro Nueva Filosofía del Hombre revolucionó la relación entre pensamiento y salud.
Oliva Sabuco de Nantes y Barrera nació en la población albaceteña de Alcaraz el 2
de diciembre de 1562 si bien hay biógrafos que sitúan su venida al mundo en el
pueblo alicantino de Oliva. Su padre fue Miguel Sabuco, boticario y letrado, y
su madre Francisca Cozar. Algunos afirman que su padre, el bachiller Sabuco
desarrolló diversos cargos municipales, pero según Vintró & Waithe (2000)
se le han atribuido cargos y puestos ajenos, en un afán de
exaltación de su figura.
Como han puesto de relieve diversos autores/as, el padrino de Oliva es
el Doctor Heredia y sus dos madrinas ( de las cuales toma el segundo apellido )
son esposas de licenciados universitarios, de manera que la joven Oliva se
mueve en el círculo de la élite cultural alcaraceña. Y aunque los estudios
académicos oficiales estaban prohibidos a las mujeres, en Oliva se dan las
circunstancias familiares favorables para el acceso a la formación intelectual,
como ocurrió también con Beatriz Galindo, Juliana Morell o Sor Juana Inés de la
Cruz entre otras. Puede tener varias bibliotecas particulares a su disposición,
incluida una de Medicina, la del Doctor Heredia, que la iniciaría en sus
conocimientos médicos, hasta que falleció en 1578. También en esa época de
juventud de Oliva había llegado a Alcaraz, procedente de Villanueva de los
Infantes, el profesor Simón Abril, una eminencia en autores clásicos latinos y
griegos, traductor de Aristóteles, que después se marchó de Alcaraz al ser
nombrado profesor en la Universidad de Zaragoza, siendo sustituido por el
licenciado Molina. Precisamente los clásicos griegos y latinos son la otra
faceta en la que Oliva demuestra sus conocimientos.
En
1580, cuando tenía unos dieciocho años, contrajo matrimonio con Acacio de
Buedo, con el que tuvo al menos cuatro hijos. Acacio ocupó varios cargos
públicos en Alcaraz, y el matrimonio dispuso de una posición desahogada,
legando dotes sustanciosas a sus hijos.
Tenía veinticinco años cuando vio la luz su gran obra, la que le da un
lugar en la Historia a pesar de lo cual sigue siendo una mujer tan excepcional
como poco conocida. El título de su tratado, Nueva Filosofía de la Naturaleza del hombre, una obra que da un
enfoque novedoso a prácticas científicas, especialmente la Medicina, aportando
valores de la Filosofía para determinar una especie de código de actuación,
código no escrito, sin valor jurídico pero fruto del ejercicio de la razón.
La obra, editada en Madrid en 1587, fue dedicada por la autora al rey
Felipe II mediante una carta personal en la que se presenta como “humilde
sierva de Su Católica Majestad” para, a renglón seguido, proclamar su gran
reivindicación “rogándole que, como
caballero de alta prosapia, favorezca a las mujeres en sus aventuras”. La
obra de Oliva creció en fama, conoció traducciones a las lenguas más
importantes de la época y fue reeditada hasta la mas divulgada, la de 1734,
denominada simplemente “Nueva Filosofía”. En el libro, escrito como un diálogo
entre tres pastores, Oliva Sabuco nos explica cómo las emociones menoscaban la
salud y causan la muerte prematura. Invita a los médicos a tratar al paciente
en su todo: cuerpo, mente y ánima. Su valor principal es el de ser una obra
didáctica destinada a acercar la cultura sanitaria a las élites culturales y a
extenderla desde ellas a todas las gentes. En ella, esta mujer se nos muestra
tan adelantada a su tiempo que en la mitad del siglo XVI se permite poner en
liza los métodos de la medicina en vigor, apoyada en su desafiante reexamen de
las características de la naturaleza humana.
Según
algunos autores Oliva Sabuco no mantuvo ningún tipo de correspondencia
científica con los autores y sabios de su tiempo, ni volvió a escribir ningún
otro libro, ni dejó otros textos sin publicar que se conozcan, sino que su vida
fue desconocida para las crónicas. Debido a estas circunstancias, hay muchos
estudiosos que afirman que la autoría del libro no pertenece en realidad a
Oliva, sino a su padre, Miguel Sabuco, quien habría escrito el
libro y al intentar publicarlo, temeroso de que su avanzado contenido le
granjeara una denuncia por hereje, cedió la autoría a su hija, y más tarde,
cuando vio que el libro había recibido las licencias para su publicación,
intentó recuperar su nombre como autor del mismo.
Tras quedarse viudo, el padre de Oliva contrajo segundas nupcias y hay
quien señala que este matrimonio provocó un distanciamiento entre padre e hija,
por haberse casado con una joven de la
misma edad de Oliva y haberse negado a pagarle a Acacio de Buedo la dote que le
correspondía, siendo denunciado por éste. En tal contexto, Miguel Sabuco hizo
testamento y declaró notarialmente, que dicha obra era únicamente suya. Excusó
haber presentado falsamente a su hija como autora (haciendo que esta mintiera
notarialmente al Rey, con grave riesgo de multa y prisión) indicando que lo
hizo para darle a ella la gloria literaria, reservándose los frutos económicos
de la comercialización de la obra, frutos que Miguel Sabuco aspiraba a legar en
herencia a su nueva joven esposa y al hijo de ambos. Si bien, de todo ello no
aporta el padre de Oliva prueba alguna. Miguel Sabuco dice en su testamento que
ha dejado pruebas de su autoría en manos del escribano Villareal. Pero estas
pruebas no se han encontrado y una investigadora, Mary Ellen Waithe tras
examinar el testamento de Miguel Sabuco señala el curioso hecho de que no
finaliza como solían hacerlo todos los testamentos, es decir, con una
revocación de todos los testamentos anteriores y la firma del notario y de los
testigos. En este caso, se añade la reivindicación del libro y la maldición a
Oliva. Pero, además, esa reivindicación y maldición está escrita con una letra
más firme, que procede claramente de una pluma más pequeña. Waithe sugiere que
ese párrafo fue añadido por Miguel Sabuco posteriormente a la firma del
testamento.
Otras
personas defienden la hipótesis ya señalada de que Oliva tuvo acceso a
importantes bibliotecas de Alcaraz, como la de su padrino, el Doctor Heredia, y
pudo departir con el citado profesor Simón Abril, eminencia en autores clásicos
latinos y griegos, que luego sería nombrado profesor de la Universidad de
Zaragoza. Defensores de que dicho libro fue escrito, efectivamente por la
propia Oliva, y defienden el prestigio de esta mujer como una de las pocas
mujeres científicas de la antigüedad, y una de las escasas figuras femeninas
españolas que destacaron en aquellos tiempos en los campos del saber, entre ellos la Sociedad Oliva Sabuco, en la que se estudian todos los
pormenores y detalles de su historia, concretamente en la página dedicada a su
biografía.
La
mayor parte del libro se redactó en un castellano claro y conciso, y la menor
en latín. Tanto la Nueva Filosofía de la naturaleza del hombre como su autora
recibieron grandes elogios, sobre todo por el contenido científico-naturalista
del libro, también por el filosófico e incluso por el estilo literario, que
llegó a ser comparado con el de Cervantes. Lope de Vega llamó a doña Oliva
"la décima musa".
Temáticas
que en ciertas comprensiones del Renacimiento son ubicadas en la filosofía
natural, en la Nueva Filosofía son abordadas en los tratados sobre temas
ético-políticos. “ Parece que Oliva Sabuco vio lo que en siglos posteriores
explicitó la filosofía de la sospecha: la existencia de una relación entre
poder y conocimiento. Es significativo que abordara el tema de la comprensión
de la reproducción biológica humana en el tratado político de la obra, en
una crítica semivelada a la negación de la igual aportación de la mujer y
del hombre en la generación del nuevo ser, hecha por Aristóteles. Es decir, a
través de un posicionamiento ético-político se apartó de lo que se
defendía en el campo de la filosofía natural: la exigua capacidad intelectual
del sexo femenino y la casi nula aportación biológica de la mujer en la
perpetuación de la especie; o la nula aportación en la generación de varones
inteligentes”, como señala Rosalía Romero.
Para esta autora, la obra de Oliva
Sabuco constituye una crítica sistemática a la medicina hegemónica en la
historia, a la medicina escrita. Pero, además, puso de manifiesto que el valor
de la autonomía del individuo está estrechamente ligado al cuidado de su salud,
lo que ayuda a explicar que las distintas posiciones, que hubo ante la
medicina, no pueden ser vistas solamente desde un enfoque científico, sino
atendiendo a la sociedad del momento, y a lo que se gestionaba desde el poder
político. Los seguidores de la tradición que representaban Aristóteles y, sobre
todo, Hipócrates y Galeno, son Pedro Simón Abril y Juan Huarte. La Nueva
Filosofía es una expresión de resistencia frente a la medicalización de la
sociedad, proyecto político que favorecía el creciente poder de los expertos:
el concedido a la emergente clase médica.
No existe certeza sobre el lugar y año de su muerte situándose ésta
hacia 1622.
Fuentes:
sociedad Oliva Sabuco; Wikipedia;
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