Una astrónoma a la que debemos la llave maestra para acceder a la tercera dimensión del cielo escondida en las variaciones de brillo de un tipo peculiar de estrellas variables: las ceféidas
Surgida
en una familia de siete niños, y de ascendencia puritana, Henrietta Swan
Leavitt nace el 4 de julio de 1868 en Láncaster, Massachusetts, donde su padre
ejerce el ministerio de pastor congregacionalista. Su interés por la astronomía
despierta durante sus estudios en la Sociedad Superior de Mujeres, que luego se
transformará en el Colegio Radcliff, del que sale diplomada en 1892. Luego de
un año de estudios suplementarios y un período consagrado a viajes, fue
admitida como voluntaria en el Observatorio del Colegio Harvard, en Cambridge,
donde un grupo de mujeres, llamadas literalmente «calculadoras» (computers)
realizaban tareas relativamente mecánicas, como examinar meticulosamente placas
fotográficas o hacer tediosos cálculos (de ahí su denominación). Dada la época,
este trabajo de astronomía era poco reconocido y valorado, y generalmente eran
los supervisores quienes se llevaban todo el mérito. En este caso, el trabajo
de Leavitt quedó literalmente eclipsado al ser atribuido a sus superiores,Edward Pickering y especialmente Edwin Hubble que, según sus biógrafos, era
poco dado al trabajo en equipo.
Mas
tarde, una enfermedad que la dejaría sorda por el resto de sus días, la obliga
a interrumpir su actividad durante varios años y en 1902, con 34 años, retorna
al observatorio y esta vez con un puesto permanente. Luego, es nombrada
asistente a cargo de las medidas de luminosidad sobre las placas fotográficas,
y rápidamente promovida a jefe del departamento de fotometría fotográfica,
posición con que culminaría su carrera.
El
director del Observatorio, E. Pickering, emprendió a partir de 1880, un
vasto programa para la determinación de las magnitudes estelares y se propuso
establecer, con su equipo, una escala de magnitudes fotográficas de referencia,
con las estrellas cercanas al polo celeste Norte.
Henrietta
Leavitt hizo identificación de estrellas variables. Para esto, ella debió
superponer parejas de placas tomadas en diferentes fechas e individualizar las
estrellas cuyas imágenes no presentaban el mismo tamaño sobre los dos
negativos. Fue un trabajo minucioso y a la vez tedioso, al que se entregó con
gran habilidad y competencia. En total, ella descubriría cerca de dos mil
cuatrocientas variables, o sea, más o menos la mitad de las conocidas en la
época, y, además, cuatro novas.
Y
precisamente gracias a las estrellas variables ella haría el descubrimiento más
importante de su carrera. En efecto, entre la colección de placas que estudió,
había algunas provenientes de la estación peruana de Arequipa, que mostraban
las Nubes de Magallanes. En esa época se ignoraba que estas dos aglomeraciones
estelares visibles desde el hemisferio Sur, son pequeñas galaxias exteriores a
la nuestra (la verdadera naturaleza de las galaxias no sería establecida hasta
1924, por Edwin Hubble). Se sabía solamente que sus estrellas son demasiado
lejanas, como para que se pudiera evaluar su distancia por los procedimientos tradicionales.
Henrietta
descubre primero 1777 estrellas variables. Entre todas, ella pronto se interesó
por una clase en particular, la de las cefeidas, variables de períodos
extremadamente regulares, cuyo prototipo, Delta Cefeo, fuera reconocida ya en
1786, por el inglés John Goodricke.
Henrietta
Leavitt publicó en 1912 un trabajo original en el que explicaba que según sus
datos esas estrellas palpitaban con un ritmo regular y tenían una mayor
luminosidad intrínseca cuanto más largo era su periodo, lo cual parecía suceder
de una forma bastante predecible, anunciando lo que desde entonces es conocido
como la famosa relación Período-Luminosidad: se puede trazar fácilmente una
línea recta entre cada una de las dos series de puntos que corresponden a los
máximos y a los mínimos, mostrando así que existe una simple relación entre el
brillo de las variables y sus períodos. La publicación se titulaba «Periodos de
25 estrellas variables en la pequeña Nube de Magallanes». Tenía apenas tres
páginas e iba firmado por Pickering, aunque empezaba con la nota «este trabajo
ha sido preparado por la Sta. Leavitt».
Leavitt
también indicó que puesto que las variables están probablemente casi a la misma
distancia de la Tierra, sus períodos se asocian al parecer a su emisión real
luz, según lo determinado por su masa, densidad y brillo de la superficie. La
relación Período-Luminosidad es hoy la espina dorsal de la "escala de la
distancia" usada para calcular las distancias de galaxias.
Henrietta
Leavitt pronto se dio cuenta del alcance de su descubrimiento, ya que la
relación que ella puso en evidencia podía constituir un valioso indicador de la
luminosidad intrínseca de las cefeidas y a la vez, permitir una determinación
precisa de las distancias de objetos que contuvieran estrellas variables de ese
tipo. Desgraciadamente, Pickering la disuadió de proseguir sus investigaciones
por esa vía, y como la mayoría de los sabios de su tiempo, no concebía que las
mujeres pudieran contribuir de modo significativo al progreso del conocimiento.
Durante su larga dirección de 42 años en Harward, el observatorio contó con un
récord de 45 colaboradoras, pero Pickering favoreció el empleo de mujeres,
también por razones económicas, como anota en un balance de 1898, en que
manifiesta que las mujeres son capaces de hacer un trabajo de rutina tan bueno
como los astrónomos varones, por salarios menores, lo que permite contratar
tres o cuatro veces más asistentes.
La mayoría de
las mujeres que entraban al observatorio pasaron decenas de años compilando
datos, haciendo clasificaciones, confeccionando catálogos o efectuando
cálculos, sin la esperanza de ser promovidas a posiciones que les permitieran
emprender programas de investigación personales. Henrietta Leavitt debió, pues
resignarse a delegar a otros el sacar provecho de su descubrimiento. Sus
medidas han permitido definir el andamiento de la curva período-luminosidad de
las cefeidas, pero no su lugar en la escala de magnitudes absolutas. Les
tocaría al danés Ejnar Hertzprung, en 1913, y luego al norteamericano Harlow
Shapley establecer la curva merced a algunas cefeidas de distancias conocidas.
La categorización así realizada, permitiría a Harlow Shapley estimar en unos
100.000 años luz la distancia de las Nubes de Magallanes. Pero sobre todo, las
cefeidas permitieron a Edwin Hubble, en 1924, establecer definitivamente la
existencia de galaxias exteriores a la nuestra. Verdaderas balizas cósmicas,
visibles desde muy lejos, estas estrellas extremadamente luminosas serían la
base del primer método de determinación de distancias extragalácticas.
Sergei
Gaposchkin en la introducción de su obra The Large Magellanic Cloud: its
Topography of 1830 Variable Stars, SAO Special Report 310 (1970) es crítico con
Pickering por haber separado a Leavitt de su investigación de las Nubes de
Magallanes tras el gran éxito conseguido, para dedicarla a tareas de menor
importancia.
La
nueva fase de su trabajo comenzó en 1907 con el plan ambicioso de Pickering
para comprobar los valores fotográficos estandarizados para las magnitudes
estelares. La precisión sumamente creciente que permitían las técnicas
fotográficas, que a diferencia de la subjetividad del ojo no son falseadas por
los diversos colores de las estrellas, dependía del establecimiento de una
secuencia básica de magnitudes estándares de comparación. El problema fue
encomendado a Leavitt, que comenzó con una secuencia de 46 estrellas en la
vecindad del polo norte celeste. Ideando nuevos métodos de análisis, determinó
sus magnitudes y a partir de ello, la de una muestra mucho más grande en la
misma región, extendiendo la escala de brillos estandarizados hasta la magnitud
21. Estas estándares fueron publicadas en 1912 y 1917. Entonces Leavitt
estableció secuencias estándares secundarias a partir de 15 a 22 estrellas de
la referencia en cada uno de 48 "Harvard Standard Regions" del cielo,
usando las fotografías proporcionadas por observatorios alrededor del mundo. Su
“Secuencia Polar Norte” fue adoptada para el Mapa Astrográfico del Cielo, un
proyecto internacional iniciado en 1913 y serviría de referencia hasta el
advenimiento de la fotometría fotoeléctrica, hacia 1940. En el momento de su
muerte había completado la determinación de magnitudes en 108 áreas del cielo.
Su sistema estuvo en uso hasta que la mejora de la técnica de la fotometría
fotométrica permitió alcanzar una precisión muy superior.
En el curso de su trabajo, Leavitt
descubrió cuatro novas y cerca de 2400 variables - prácticamente la mitad de
todas las estrellas variables entonces conocidas. También estudió las variables
eclipsantes de tipo Algol y los asteroides. Fue miembro de Phi Kappa Beta, la
asociación americana de mujeres universitarias, de la American Astronomical and
Astrophysical Society, la American Association for the Advancement of Science,
y también era miembro honorario de AAVSO.
Henrietta
Leavitt tuvo el inmenso mérito de suministrar a la comunidad astronómica una
herramienta notable para establecer las dimensiones en el Universo. Pero sin
duda porque ella era mujer, no le reportó ni fama ni promoción ni honores.
Tímida y reservada, se dedicaría a las medidas meticulosas de sus placas
fotográficas, apartada de las controversias de su tiempo sobre las supuestas
medidas de la Galaxia.
Murió
prematuramente a los 53 años, víctima de cáncer, el 12 de diciembre de 1921, en
Cambridge, demasiado pronto como para ver sus descubrimientos aplicados a la
medición de distancias de galaxias más y más lejanas. Tal y como cuenta
Lightman, poco antes había dejado un testamento legando todos sus bienes y
posesiones a su madre. Esta es la lista completa:
Una librería y libros, 5
dólares
Atril, 1 dólar
Mesa, 5 dólares
Silla, 2 dólares
Alfombra, 4 dólares
Mesa de trabajo, 5 dólares
Cama con cabecero, 15
dólares
Dos colchones, 10 dólares
Un bono por valor de 100
dólares, otro por 96,33 dólares, dos de 50 y otro de 48,56
(Total: 344,89
dólares)
En
1925, cuatro años después de su muerte, el matemático sueco Gösta Mittag-Leffler
escribió una carta a Henrietta Leavitt. Su intención era proponerla para ser
nominada al Premio Nobel por sus trabajos sobre las estrellas variables y los
cálculos de las distancias estelares. Sin embargo, y puesto que los premios
Nobel no pueden ser entregados a título póstumo, nunca llegó a ser nominada.
Hoy en día, a modo de homenaje, el asteroide (5383) Leavitt y el Cráter Leavitt
en la Luna deben su nombre a esta gran astrónoma y «calculadora»
Fuentes:
Wikipedia; http://www.chasque.net/parzaraz/leavitt.htm
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