Escritora de vanguardia, feminista y lesbiana radical clave en el contexto de las teorías y las prácticas ligadas a la liberación de las mujeres y el cuestionamiento del tema de los géneros. Partiendo de su experiencia lesbiana, afirmaba la necesidad de salir del esquema hombre-mujer fijado por la cultura y la norma heterosexual.
Nacida el 13 de julio en Dannemarie,
Alto Rin, Francia en 1935. Estudió en la Universidad de París y trabajó en la
Biblioteca Nacional de la capital francesa y en una editorial. En 1976 fijó su
residencia en Arizona, Estados Unidos, donde trabajó como profesora
universitaria. En un intento por superar la determinación biológica y por
abarcar la condición humana más allá de lo puramente sexual -entendido como una
reducción de la diversidad-, Monique Wittig tampoco aceptaba la noción de una
"escritura femenina".
Con menos de treinta años
publicó El opopónax en 1964, su primera novela, con la que obtuvo un premio por
lo experimental y rupturista de su escritura. De seguro que esos calificativos
no la abandonarían nunca más. En todo caso los premios no tendrían la forma
convencional, sino la de poder seguir influyendo en futuras generaciones de
lectores ávidos, de activistas inquietas, en la deconstrucción de los conceptos
que se dan por establecidos e inamovibles en nuestra sociedad. Integrante del
grupo que fundó el Movimiento de Liberación de la Mujer en la Francia post Mayo
del '68, recordada por haber acuñado el "materialismo lesbiano" como
una forma de análisis político más allá del capitalismo y el patriarcado
opresores, MW multiplicó la teoría que fue acuñando a lo largo de los años con
su práctica activa y su creación artística.
"Las lesbianas no son
mujeres", dijo allá por 1978 en una conferencia en la que leyó su famoso
texto El pensamiento heterosexual. Ya formaba parte de la academia
norteamericana, luego de haber emigrado a Estados Unidos con su compañera de
vida, Sande Zeig. Este ensayo, y otros que le siguieron, extrañaban y
provocaban tanto como sus libros de ficción poética feminista: Las guerrilleras
y El cuerpo lesbiano, por ejemplo. "Pero recordá. Esforzate por recordar.
O si eso falla, entonces inventá", dejaba escrito en Las guerrilleras
marcando así el camino para las futuras contiendas intelectuales que se llevarían
a cabo durante el final del siglo 20 y los comienzos del nuevo milenio. Escribió
además Diccionario de las amantes (1975), Virgile, non (1985), ensayos críticos,
cuentos y piezas teatrales. Una de ellas, Le voyage sans fin (1985), es una
reelaboración del Quijote de Cervantes en la que el caballero y el escudero son
sustituidos por dos mujeres.
Como protagonista intelectual y
política de su época, Wittig aportó las ideas que ella misma puso en práctica
en su campo de trabajo y activismo. Extralimitando los géneros discursivos,
incidiendo y mostrando las huellas e incisiones que el lenguaje debía sufrir
para que la parte de la humanidad que había quedado afuera de ese mecanismo de
signos y significados, las mujeres, dejara de estar agazapada y de una vez por
todas asaltara los grandes muros de piedra del lenguaje y acometiera la tarea
de nombrar y nombrarse. Y si bien sus obras principales las escribió en francés,
las traducciones a otros idiomas, como al castellano, intentaron trasladar las
intervenciones con las que sacudió las certezas y lo ya dado.
Desde sus textos narrativos y
poéticos, a sus ensayos político filosóficos, pasando por guiones teatrales y
cinematográficos, Wittig intentó y logró muchas veces, salirse de las reglas
que aprisionan y acomodan. Reglas en la historia, en la economía, en la lengua.
Sus múltiples intentos de perforar los cimientos de esas férreas estructuras
que oprimieron a mujeres y varones durante siglos, dejó en claro que no hay una
sola forma de acometer esa tarea. Partiendo de Marx y Engels, a de Beauvoir,
desde las bucólicas andanzas de amazonas sin tiempo, al sexo explícito y carnal
de mujeres que aman a otras mujeres, Wittig no buscó solamente acuñar frases e
imágenes impactantes.
De LA MENTE HÉTERO (fragmento)
" En esos conceptos
incluyo "mujer", "hombre", "sexo",
"diferencia" y toda la serie de conceptos que llevan su marca, entre
ellos "historia", "cultura" y lo "real". Y si
bien en los últimos años se ha aceptado que no existe nada a lo que se pueda
llamar "naturaleza", que todo es cultura, sigue habiendo dentro de
esa cultura un núcleo de naturaleza que se resiste a todo examen, una relación
excluida de lo social en el análisis, una relación cuya característica es ser
ineludible en la cultura así como en la naturaleza, y que es la relación
heterosexual. A esto le llamo la relación social obligatoria ente
"hombre" y "mujer"... Con ese carácter ineludible, como
conocimiento, como principio obvio, como algo dado previo a toda ciencia, la
mente hétero desarrolla una interpretación totalizadora de la historia, de la
realidad social, de la cultura, del lenguaje y de todos los fenómenos
subjetivos al mismo tiempo. Apenas puedo subrayar el carácter opresor que
reviste la mente hétero en su tendencia a universalizar inmediatamente todo
concepto que produce como ley general y sostener que es aplicable a todas las
sociedades, épocas y personas. Así hablan del intercambio de mujeres, de la
diferencia entre los sexos, del orden simbólico, del inconsciente, deseo,
cultura, historia, dándole un significado absoluto a todos esos conceptos que
en realidad son sólo categorías basadas en la heterosexualidad, o sea el pensamiento
que produce la diferencia entre los sexos como dogma político y filosófico.
"
Monique formó parte del grupo
de las 8 mujeres que depositaron en el Arco de Triunfo de París una antorcha a la mujer desconocida
del soldado desconocido, acto que se considera el primero de dicho Movimiento Feminista. Formó parte del Frente
Homosexual pero se decepcionó
porque, a pesar de haber sido fundado por mujeres, el poder lo tomaron los hombres. Más adelante en 1976, desengañada
también por la actitud de la izquierda hacia los planteamientos feministas, se marchó a USA. Fallecio
el 3 de enero de 2003 en Arizona.
La obra de Monique Wittig
constituye una progresión de la configuración del sujeto femenino como sujeto activo de su propio discurso y de su propia lucha
para crear un nuevo orden. El
instrumento de dicha modificación es fundamentalmente la subversión del lenguaje. La autora, que
es una excelente escritora, recrea
los géneros literarios
tradicionales, así se puede considerar que Opoponax es una
Bildung Roman, Las guerrilleras un
poema épico, El Cuerpo lesbiano es
como el Cantar de los cantares y
el Borrador para un diccionario de los amantes es un ensayo léxico.
Fuentes: http://misspubis66.blogspot.com.es; Irene
Campo para La ciudad de las mujeres; Carmen Lafuente
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