Escritora peruana iniciadora de la novela realista peruana. Periodista y feminista escribió seis novelas de contenido social e intención crítica y también numerosos artículos y ensayos sobre temas literarios y sociales; abogó por la emancipación de la mujer y atacó la educacion religiosa en los colegios de mujeres, defendiendo la importancia de enseñar a la mujer a conocer su cuerpo.
A los 20 años se trasladó a Lima, donde vivió en casa de un tío, que era cosmógrafo mayor de la República. A la edad de 22 se casó con el médico Urbano Carbonera, acercándose a la ciencia y al positivismo. No tuvo hijos de este matrimonio y tras problemas en la relación, se separaron.
En Lima Mercedes tomó parte activa en el movimiento literario, con colaboraciones en diarios y revistas bajo el seudónimo de Enriqueta Pradel, antes de animarse a usar su propio nombre. Aunque comenzó haciendo versos, rápidamente pasó a escribir ensayos en favor de la emancipación de la mujer. En 1874 publicó en los semanarios El Álbum y El Correo del Perú su artículo "Influencia de la mujer en la civilización", donde mostraba su desacuerdo con la proclamada inferioridad de la mujer, y, al año siguiente, en la revista La Alborada, "Necesidad de una industria para la mujer", donde solicitó al gobierno la promoción del trabajo femenino como forma de desarrollar al país.
Fue incorporada al Ateneo de Lima y convertida en la ensayista peruana más destacada, tuvo una importante participación en las veladas literarias organizadas en Lima en la casa de la escritora argentina Juana Manuela Gorriti (1876-77), reuniones en las que leyó algunos de sus trabajos sobre la importancia de la literatura, la educación de la mujer, el idealismo como elemento generador de la poesía y la mujer ante la escuela materialista, entre otros. Después de su nutrida producción ensayística y de los dos años de triunfo en Las veladas literarias de Gorriti vendrá la debacle histórica peruana a consecuencia de la Guerra del Pacífico (1879-1883). Este período catastrófico del país lo experimentó Mercedes Cabello en carne propia. No solo sus hermanos tomaron parte de la defensa por la patria sino que ella misma participó como voluntaria en los escuadrones de auxilio que se formaron en los hospitales “La promotora y organizadora de la Cruz Roja Peruana, en un primer momento, fue la señora Mercedes González Vigil de Rospigliosi. […] En la amplia relación de los nombres de las principales damas […] aparecen entre los primeros los de Mercedes Cabello de Carbonera y el de su cuñada, María Artieda Vda. De Cabello.
Si Gorriti era conocida por su romanticismo, Cabello de Carbonera abandonó esta escuela para cultivar el naturalismo y el realismo. En su ensayo La novela moderna que mereció la rosa de oro en el certamen hispanoamericano organizado por la Academia Literaria de Buenos Aires, se mostró partidaria de un "realismo constructivo", síntesis práctica entre el romanticismo y el naturalismo, conforme con el pensamiento filosófico positivista que alentaba. Abogó por el realismo porque admitía la psicología de los personajes, tendencia que abrazó completamente en su novela El conspirador (1892), una sátira de la actuación política del caudillo Nicolás de Piérola, que poco después llegó a ser presidente constitucional del Perú. Fue tan controversial que ofendió a su vieja maestra Gorriti quien era mucho más sutil en sus críticas a la sociedad.
Entre 1886 y 1892 publicó seis novelas -lo que le hizo acreedora al título de primera novelista peruana- de tendencia realista y de crítica a los males sociales, pero fue la publicación de Blanca Sol en 1889 la obra en la que llevó la crítica social a niveles que transgredieron lo permitido. Poco a poco comenzó a radicalizarse en su adhesión al positivismo y sus ataques a la Iglesia católica, lo que le valió enfrentamientos con otros miembros de los círculos intelectuales limeños, que terminaron en la fuerte polémica de enero de 1898, a raíz de ciertas opiniones vertidas por la escritora en una actuación desarrollada en el liceo Fanning, donde atacó la educación religiosa en los colegios de mujeres y abogó por la importancia de enseñar a la mujer a conocer su cuerpo. Rápidamente el colegio se vio obligado a deslindar su posición de la manifestada por la novelista; además, diarios como El Comercio y La Opinión Nacional comenzaron a acusarla de tener síntomas de perturbación mental, si bien fue defendida por el semanario El Libre Pensamiento, órgano de la Liga de Libre Pensadores del Perú.
El año de 1887 publica en España su novela “Eleodora “. Por esta época hace conocer también su articulo titulado “Una fiesta religiosa en un pueblo de Perú “, en que basándose en la experiencia de un pueblo del interior, se solidariza y aboga por la raza indígena. De forma paralela a su labor novelística, la escritora continuó escribiendo ensayos, entre los que cabe destacar sus trabajos sobre la "Influencia de las Bellas Letras en el progreso moral y material de los pueblos", premiado con medalla de oro por la Municipalidad de Lima, e "Independencia de Cuba", que también mereció el primer premio en un certamen literario.
Otro ensayo que debe ser mencionado es "La religión de la humanidad. Carta al señor D. Juan Enrique Lagarrigue" (Lima, 1893), en el que responde a algunas ideas expuestas por este representante del positivismo chileno, y expone las teorías del filósofo francés Auguste Comte, mostrando reparos a sus ideas respecto a la conveniencia de regímenes políticos autoritarios y al papel tradicional asignado por el positivismo a las mujeres, pero mostrando a su vez simpatía por esta doctrina que promueve el progreso científico y la paz entre los pueblos. Por otro lado, aprovecha estas reflexiones para hacer explícitos sus ataques a la religión católica. Su defensa del positivismo está reafirmada en "El Conde León Tolstoi" (Lima, 1894), en el que presenta la figura del literato ruso, al que considera "más poeta que filósofo", debido a que "sin aceptar en su totalidad la doctrina positivista de Comte y tomando de ella sus conclusiones esenciales, es sin disputa la más aceptable, la más humana y la más civilizadora, de cuantas han aparecido en esta época esencialmente racionalista".
Mercedes dedicó su vida al cultivo de las letras con gran éxito profesional, y al mismo tiempo, emprendió con valentía el tortuoso camino de denunciar la marginación femenina en una sociedad arcaizante. La vehemencia de sus opiniones y la postura combativa que asumió le trajo como consecuencia la sanción social y la incomprensión general.
Cabello fue muy poco comprendida en su época y fue el blanco de fuertes críticas de autores masculinos, como Juan de Arona y Ricardo Palma, críticas que arreciaron a raíz del triunfo de la revolución de 1895, que encumbró a Piérola en el poder. Tales críticas le afectaron sobremanera, por lo que se aisló. De los últimos años de su vida todavía queda un vasto trabajo por realizar.
Fue internada en el manicomio del Cercado, el 27 de enero de 1900 según algunos a consecuencia del abuso del cloral, medicamento que se usaba en esa época para combatir el insomnio, y según otros críticos sostienen, su internamiento se debió a que empezó a mostrar los primeros síntomas de la sífilis, enfermedad no tratable en esa época, que le contagió su marido. Lo cierto, es que los últimos nueve años de su vida, transcurrieron en esa institución psiquiátrica y ahí murió el 12 de octubre de 1909 a consecuencia de una parálisis general progresiva.
El investigador Patricio Ricketts Rey de Castro, escribió en un excepcional artículo sobre el doloroso final:
Cuatro meses antes del fallecimiento de Mercedes, la revista Ilustración Peruana [1909, pp. 270-273] publicó un extenso artículo escrito en mayo, acerca del hospicio donde la escritora sobrevivía en silencio, a la espera de la muerte. Cinco fotografías, reproducidas con gran nitidez, ilustran el texto, en el que el periodista visitante, Carlos Sánchez Gutiérrez, dejó un conmovido apunte de la Cabello, a quien podemos distinguir, a distancia pero con claridad, en la fotografía del corredor del pabellón de mujeres. Allí, sentada en un sillón de baqueta e inclinada hacia delante, tal como la describe el periodista, descubrimos a la autora de El Conspirador.
No sólo el abandono familiar apagó el brillo intelectual de una de las más ilustres escritoras de las letras peruanas. La larga y dura lucha de Mercedes por los derechos de las mujeres reclamando que se les considere como sujetos activos en la sociedad la enfrentaron a una comunidad cerrada por prejuicios hondamente arraigados. Aquellos que estuvieron cerca de ella en su época de triunfos internacionales le dieron la espalda una vez convencidos de su declive. El silencio de casi un siglo sobre su vida y obra negó a las siguientes generaciones valorar su legado en la justa medida, así como conocer su valiente postura y coherencia ideológica.
La figura de Mercedes Cabello no ha merecido todavía un estudio exhaustivo; es más, son muchos los datos de su vida que permanecen en la oscuridad. Y aunque sus novelas sean calificadas por gran parte de la crítica literaria contemporánea como pedantes, no es menos cierto que nos encontramos ante una escritora que generó polémica en su tiempo, por su permanente disposición para tratar de forma directa temas considerados "poco femeninos".
Fuentes: Wikipedia; www.mcnbiografias.com; Norma Barúa Lanchippa en Universidad de Piura, Peru. http://lasoga.org/peru-mercedes-cabello/; http://wikividas.blogspot.com.es
No hay comentarios:
Publicar un comentario