martes, 1 de octubre de 2019

Alva Myrdal.


Política sueca, activa feminista y pacifista, Nóbel de la Paz por su contribución al movimiento de desarme nuclear durante los años sesenta y setenta. Su figura es clave para entender la singularidad del Estado de bienestar sueco y su liderazgo en los logros de igualdad de género.






Nacida Alva Reimer  un 31 de enero de 1902, en la ciudad universitaria sueca de Uppsala. Estudió Sociología en las universidades de Upsala, Estocolmo y Ginebra y orientó sus investigaciones hacia el campo de la política. En 1924 contrajo matrimonio con el afamado economista sueco Karl Gunnar Myrdal, ( premio Nobel de Economía de 1974), cuyo apellido adoptó.
 
Estuvo vinculada desde muy joven al Partido Social Demócrata, participó activamente en la lucha contra el armamentismo y se interesó por los temas sociales. Su compromiso social venía desde 1930, cuando ella jugó un papel destacado en el desarrollo del estado de bienestar sueco. Fue una luchadora incondicional por la liberación de las mujeres y la igualdad de derechos. En ese año publicó un libro titulado "El problema de la población en crisis" en el cual planteaba una serie de reformas sociales que garantizaran la libertad individual, sobre todo de las mujeres.

Esta obra está escrita en un contexto de baja fecundidad y su objetivo es poner de manifiesto la centralidad de la infancia en la consecución del bienestar común y, por tanto, en la acción política. En esta obra, Alva y Gunnar Myrdal compartían las demandas de los conservadores en torno a la centralidad política de la familia y la promoción de la natalidad, pero las reformularon en clave feminista: las mujeres debían tener un papel activo como ciudadanas – incluyendo el acceso al empleo –, y los hombres debían tenerlo como compañeros activos en la crianza de los niños. Mientras que la acción del Estado a través de los servicios sociales debía permitir que esos dos roles pudieran materializarse.

El libro fue problemático porque también avanza algunas ideas típicas en su época que tienen que ver con la eugenesia, la selección activa de la población. Se la considera ideóloga de la reforma educativa realizada en Suecia en 1946.

Tras escribir esta obra, Gunnar Myrdal fue requerido por varias universidades y organismos, mientras que Alva no recibió ninguna oferta. De hecho, ella siguió siendo madre de familia e intelectual freelance vinculada a distintas comisiones gubernamentales hasta la edad de 47 años, teniendo que aguantar ser increpada como mala madre por participar en actos públicos y académicos a horas en las que una madre debía estar cuidando de sus hijos pequeños. Insultos que por su supuesto nunca recibió su marido y padre de sus tres hijos.



Como destacada feminista, presidió la Asociación de Mujeres Trabajadoras de Suecia; desde donde promovió una verdadera rebelión contra notorias injusticias y carencias de la legislación laboral sueca respecto a las mujeres. Por su esfuerzo, las mujeres embarazadas dejaron de ser despedidas del trabajo, y muchas de las grandes leyes sociales que la socialdemocracia puso en práctica en Suecia contaron la decidida participación de Alva Myrdal.

En 1949 fue nombrada directora de la Oficina de Asuntos Sociales de la Organización de Naciones Unidas (ONU), cargo que ocupó durante un año. En 1951 pasó a dirigir el departamento de Ciencias Sociales de la Organización para la Educación, la Ciencia y la Cultura de Naciones Unidas (UNESCO), siendo la primera mujer que llegó a ser directora del citado departamento.

Entre 1955 y 1961 trabajó como embajadora del gobierno sueco en India, Birmania y Sri Lanka. Ese último año regresó a Suecia como asesora especial para el desarme del Ministerio de Asuntos Exteriores de su país. En 1962 obtuvo un escaño en el Senado sueco como representante del Partido Socialdemócrata y fue designada para encabezar la delegación sueca en la Conferencia para el Desarme celebrada en Ginebra.

Entre 1966 y 1972 ostentó la cartera de Desarme del gobierno sueco, cargo que compaginó desde 1969 con el de ministra de Asuntos Eclesiásticos. Entre 1972 y 1973 permaneció en el gobierno como ministra sin cartera. Al mismo tiempo, hasta 1973 continuó desarrollando su actividad dentro de la Conferencia para el Desarme de Ginebra.

Como ministra, Myrdal destacó por su gran contribución a la puesta en marcha de importantes reformas sociales y a la defensa de la igualdad para las mujeres desde una postura abiertamente feminista. Tras su retirada de la política activa, Alva Myrdal continuó comprometida hasta su muerte con las causas del pacifismo, el desarme y el feminismo, a través de conferencias y publicaciones. 


Entre sus numerosos escritos, cabe destacar: Desarme, realidad y utopía (1965), Guerra, armamentismo y violencia cotidiana (1977), El juego del desarme: la carrera armamentística entre Estados Unidos y Rusia (1976) y Dinámica del desarme nuclear europeo (1981). Además del Nobel, recibió el Premio de la Paz de Alemania Occidental en 1970 -que compartió con su marido-, el Premio Einstein de la Paz (1980) y el Jawaharlal Nehru de Cooperación Internacional (1981).

De todos los honores que ella había recibido, Alva consideraba el Premio Nobel de la Paz como “la cúspide” pero en una ocasión reconoció que el “Premio del Pueblo de Noruega” fue el más querido en su corazón ya que en 1981, cuando fue nominada una vez más para el Nobel y el Comité dio el premio al Alto Comisionado para los Refugiados, hubo tal cantidad de críticas en Noruega que suscitó un movimiento popular que recaudó sesenta mil dólares los cuales le fueron entregados como Premio del Pueblo Noruego. La ceremonia que tuvo lugar en el ayuntamiento de la ciudad de Oslo en febrero de 1982 le emocionó profundamente.

Sin embargo, para algunxs, la biografía de Alva Myrdal también contiene sombras, como su apoyo a la política de esterilización llevada a cabo por el gobierno sueco en los años 30 del siglo xx. Aunque hay que decir que no participó en la redacción de las leyes, ni en su implementación.

Falleció un 1 de febrero de a la edad de 84 años, en una clínica de la ciudad de Estocolmo, donde se hallaba internada desde hacía dos años. El primer ministro, Olof Palme, que la visitó horas antes del deceso, dijo entre otras cosas: 

"Será recordada por el brillo de su personalidad, por la firmeza de sus convicciones y por el impulso y amplitud de sus acciones".





"Las raíces económicas y políticas de los conflictos son demasiado fuertes como para que podamos crear un estado duradero de entendimiento armonioso entre los seres humanos." AM





Fuentes: wikipedia; biografiasyvidas. Ricardo Moreno para El Pais; Lina Gálvez Muñoz

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