Política sueca, activa feminista y pacifista, Nóbel de la Paz por su contribución al movimiento de desarme nuclear durante los años sesenta y setenta. Su figura es clave para entender la singularidad del Estado de bienestar sueco y su liderazgo en los logros de igualdad de género.
Nacida
Alva Reimer un 31 de enero de
1902, en la ciudad universitaria sueca de Uppsala. Estudió
Sociología en las universidades de Upsala, Estocolmo y Ginebra y orientó sus
investigaciones hacia el campo de la política. En 1924 contrajo matrimonio con
el afamado economista sueco Karl Gunnar Myrdal, ( premio Nobel de Economía de
1974), cuyo apellido adoptó.
Estuvo
vinculada desde muy joven al Partido Social Demócrata, participó activamente en
la lucha contra el armamentismo y se interesó por los temas sociales. Su
compromiso social venía desde 1930, cuando ella jugó un papel destacado en el
desarrollo del estado de bienestar sueco. Fue una luchadora incondicional por
la liberación de las mujeres y la igualdad de derechos. En ese año publicó un
libro titulado "El problema de la población en crisis" en el cual
planteaba una serie de reformas sociales que garantizaran la libertad
individual, sobre todo de las mujeres.
Esta
obra está escrita en un contexto de baja fecundidad y su objetivo es poner de
manifiesto la centralidad de la infancia en la consecución del bienestar común
y, por tanto, en la acción política. En esta obra, Alva y Gunnar Myrdal compartían
las demandas de los conservadores en torno a la centralidad política de la
familia y la promoción de la natalidad, pero las reformularon en clave
feminista: las mujeres debían tener un papel activo como ciudadanas – incluyendo
el acceso al empleo –, y los hombres debían tenerlo como compañeros activos en
la crianza de los niños. Mientras que la acción del Estado a través de los
servicios sociales debía permitir que esos dos roles pudieran materializarse.
El
libro fue problemático porque también avanza algunas ideas típicas en su época
que tienen que ver con la eugenesia, la selección activa de la población. Se la
considera ideóloga de la reforma educativa realizada en Suecia en 1946.
Tras
escribir esta obra, Gunnar Myrdal fue requerido por varias universidades y
organismos, mientras que Alva no recibió ninguna oferta. De hecho, ella siguió
siendo madre de familia e intelectual freelance
vinculada a distintas comisiones gubernamentales hasta la edad de 47 años,
teniendo que aguantar ser increpada como mala madre por participar en actos públicos
y académicos a horas en las que una madre debía estar cuidando de sus hijos
pequeños. Insultos que por su supuesto nunca recibió su marido y padre de sus
tres hijos.
Como
destacada feminista, presidió la Asociación de Mujeres Trabajadoras de Suecia;
desde donde promovió una verdadera rebelión contra notorias injusticias y
carencias de la legislación laboral sueca respecto a las mujeres. Por su
esfuerzo, las mujeres embarazadas dejaron de ser despedidas del trabajo, y
muchas de las grandes leyes sociales que la socialdemocracia puso en práctica
en Suecia contaron la decidida participación de Alva Myrdal.
En
1949 fue nombrada directora de la Oficina de Asuntos Sociales de la Organización
de Naciones Unidas (ONU), cargo que ocupó durante un año. En 1951 pasó a
dirigir el departamento de Ciencias Sociales de la Organización para la Educación,
la Ciencia y la Cultura de Naciones Unidas (UNESCO), siendo la primera mujer
que llegó a ser directora del citado departamento.
Entre
1955 y 1961 trabajó como embajadora del gobierno sueco en India, Birmania y Sri
Lanka. Ese último año regresó a Suecia como asesora especial para el desarme
del Ministerio de Asuntos Exteriores de su país. En 1962 obtuvo un escaño en el
Senado sueco como representante del Partido Socialdemócrata y fue designada
para encabezar la delegación sueca en la Conferencia para el Desarme celebrada
en Ginebra.
Entre
1966 y 1972 ostentó la cartera de Desarme del gobierno sueco, cargo que
compaginó desde 1969 con el de ministra de Asuntos Eclesiásticos. Entre 1972 y
1973 permaneció en el gobierno como ministra sin cartera. Al mismo tiempo,
hasta 1973 continuó desarrollando su actividad dentro de la Conferencia para el
Desarme de Ginebra.
Como
ministra, Myrdal destacó por su gran contribución a la puesta en marcha de
importantes reformas sociales y a la defensa de la igualdad para las mujeres
desde una postura abiertamente feminista. Tras su retirada de la política
activa, Alva Myrdal continuó comprometida hasta su muerte con las causas del
pacifismo, el desarme y el feminismo, a través de conferencias y publicaciones.
Entre sus numerosos escritos, cabe destacar: Desarme, realidad y utopía (1965), Guerra, armamentismo y violencia cotidiana (1977), El juego del desarme: la carrera armamentística entre Estados Unidos y Rusia (1976) y Dinámica del desarme nuclear europeo (1981). Además del Nobel, recibió el Premio de la Paz de Alemania Occidental en 1970 -que compartió con su marido-, el Premio Einstein de la Paz (1980) y el Jawaharlal Nehru de Cooperación Internacional (1981).
De
todos los honores que ella había recibido, Alva consideraba el Premio Nobel de
la Paz como “la cúspide” pero en una ocasión reconoció que el “Premio del
Pueblo de Noruega” fue el más querido en su corazón ya que en 1981, cuando fue
nominada una vez más para el Nobel y el Comité dio el premio al Alto
Comisionado para los Refugiados, hubo tal cantidad de críticas en Noruega que
suscitó un movimiento popular que recaudó sesenta mil dólares los cuales le
fueron entregados como Premio del Pueblo Noruego. La ceremonia que tuvo lugar
en el ayuntamiento de la ciudad de Oslo en febrero de 1982 le emocionó
profundamente.
Sin
embargo, para algunxs, la biografía de Alva Myrdal también contiene sombras,
como su apoyo a la política de esterilización llevada a cabo por el gobierno
sueco en los años 30 del siglo xx. Aunque hay que decir que no participó en la
redacción de las leyes, ni en su implementación.
Falleció
un 1 de febrero de a la edad de 84 años, en una clínica de la ciudad de
Estocolmo, donde se hallaba internada desde hacía dos años. El primer ministro,
Olof Palme, que la visitó horas antes del deceso, dijo entre otras cosas:
"Será recordada por el brillo de su personalidad, por la firmeza de sus
convicciones y por el impulso y amplitud de sus acciones".
"Las raíces económicas
y políticas de los conflictos son demasiado fuertes como para que podamos crear
un estado duradero de entendimiento armonioso entre los seres humanos." AM
Fuentes: wikipedia; biografiasyvidas. Ricardo Moreno para
El Pais; Lina Gálvez Muñoz
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