"Cualquier chica puede ser glamourosa. Lo único que tienes que hacer es quedarte quieta y parecer estúpida"
Hedwig
Eva Maria Kiesler, conocida como Hedy Lamarr, fue considerada en su tiempo como
la mujer más bella del mundo, pero poca gente sabe que algunos de los misiles
que cayeron en Vietnam llevaban sus iniciales.
Nació
en Viena en 1914, hija de padre banquero y de madre pianista, ambos judíos, fue
una chica superdotada que estudió ingeniería, estudios que abandono a los 16 años
para trabajar con el famoso director Max Reinhardt. La suerte y su magnetismo
para la gran pantalla la llevaron a rodar una película de nacionalidad checa
destinada a pasar desapercibida si no fuera porque el desnudo que Hedy
protagonizaba embelesó a muchos cineastas y espectadores, " Éxtasis"
se filmó en 1932 en Checoslovaquia, bajo la dirección de Gustav Machaty. Para
la época, aquel film fue un autentico escándalo, por primera vez en la historia
del cine una actriz simuló un orgasmo. Tal fue el revuelo que Mussolini exigió
ver la película en privado y fue tal el escándalo en toda Europa, que se tuvo
que retirar del cine.
Extasis, 1932 |
Su
padre le arregló un matrimonio de conveniencia con Fritz Mandl, uno de los
hombres más ricos del mundo, –también
de origen judío– que era proveedor de municiones, de aviones de combate y de
sistemas de control de Adolf Hitler y de Benito Mussolini (de quienes era amigo
personal), según narra Lamarr en sus memorias. Esas ventas de material militar
fueron realizadas durante la ocupación de Abisinia (hoy Etiopía). Tras casarse
el 10 de agosto de 1933, él intentó infructuosamente hacerse con todos los
ejemplares existentes de la película en la que su esposa aparecía desnuda. Muy
celoso, la obligaba a acompañarle en todas las cenas y viajes de negocios. Fue
encerrada en casa y sometida a un estricto control. Hedy tuvo que abandonar su
incipiente carrera cinematográfica, y cualquier otro tipo de actividad que no
fuera la de simple comparsa de Mandl. Ella cuenta que tan solo podía bañarse o
desnudarse cuando su marido estaba a su lado, acechándola.
Ella
misma calificó esa etapa como una verdadera "esclavitud". Cuando no la llevaba de fiesta, la
dejaba atada al pie de la cama. Para sus conocidos, Hedwig lo tenía todo.
Estaba casada con unos de los más influyentes hombres de Europa, vivía en el
famoso Castillo de Salzburgo. Pero, Hedy era más un trofeo para exhibir que una
esposa para Mandl.
Durante
los dos años que duró este secuestro Hedy reemprendió los estudios de ingeniería
y puesto que asistía con su marido
a reuniones, cenas y viajes en los que se trataba de nuevas tecnologías para
armamentos ella por su cuenta inventó una fórmula, el llamado espectro
expandido, una técnica de conmutación de frecuencias que después se usó para
proteger la dirección de los misiles. Este invento de Hedy Lamarr fue patentado
en 1940 y todavía hoy tiene aplicación. Hizo posible por primera vez la
trasmisión de señales secretas sin poder ser interferidas, se utilizó en
Vietnam y en la crisis de los misiles en Cuba. Tambien fue precursora de las comunicaciones inalámbricas y del Wifi de
la actualidad.
Para
poder huir de su secuestro, tuvo que seducir y acostarse con la criada que la
vigilaba, quien le ayudó a escapar del palacio mientras su marido estaba de
viaje. Llegó a París en coche, con un solo vestido, con los bolsillos llenos de
joyas, perseguida por los guardaespaldas de su marido.
Consiguió
ocultarse hasta llegar a Londres, donde se embarcó en un trasatlántico rumbo a
Nueva York. Durante el trayecto conoció y sedujo al productor de la Metro Louis
B. Mayer, que la protegió, la bautizó con el nombre Hedy Lamar y la convirtió
en una estrella. Ambos deciden cambiar el nombre de la actriz tomando el
apellido de actriz de los años veinte, Barbara Lamarr, actriz del cine mudo
muerta en 1926 por una sobredosis de drogas.
La
recordamos en Sansón y Dalila, pero son más famosos los papeles que rechazó: el
papel de protagonista en" Luz de gas" y en "Casablanca", error que nunca se perdonó.
También estuvo a punto de rodar "Lo que el viento se llevó".
Dedicó
más de 17 años a la gran pantalla, que compatibilizó con sus estudios de
telecomunicaciones en la ayuda al gobierno estadounidense. Lamarr tenía un
profundo rencor por el régimen nazi, así que ofreció al gobierno de los Estados
Unidos toda la información confidencial que disponía gracias a los contactos de
su ex-marido.
Un gran problema militar de aquella época era la
fragilidad de las comunicaciones por radio, ya que los enemigos podían escuchar
y localizar las transmisiones. Para solucionarlo, Hedy y George Anthail
(un amigo compositor) idearon un sistema de comunicaciones secreto, que se
basaba en un salto continuo de frecuencias, en él se basaron los ingenieros de
los años 90 cuando se les presentó la problemática de conectar inalámbricamente
varios equipos a una red informática.
Lamarr, buena conocedora de los horrores del régimen
nazi a través de su marido, y por su condición de judía, ofreció al gobierno de
los Estados Unidos toda la información confidencial de la que disponía, gracias
a los contactos de su exmarido. Además, consideraba que su inteligencia podía
contribuir a la victoria aliada. Así, se puso a trabajar para la consecución de
nuevas tecnologías militares. Hedy sabía que los gobiernos se resistían a la
fabricación de un misil teledirigido por miedo a que las señales de control
fueran interceptadas o interferidas fácilmente por el enemigo, y que pudieran
inutilizar el invento o incluso, usarlo en su contra.
Hedy y Antheil recibieron el número de patente
2.292.387 por su sistema de comunicaciones "secreto". Esta versión
temprana del salto en frecuencia (una técnica de modulación de señales en
espectro expandido) usaba un par de tambores perforados y sincronizados (a modo
de pianola) para cambiar entre 88 frecuencias y se diseñó para construir torpedos
teledirigidos por radio que no pudieran detectar los enemigos. En la patente
del 11 de agosto de 1942 puede leerse la inscripción H. K. Markey et al.. Las
iniciales H. K. son las de Hedwig Kiesler (Hedy Lamarr); Markey era su apellido
de casada en ese momento. El hecho de que sus patentes fueran concedidas con el
nombre de casada y no por el nombre artístico impidió que su contribución
recibiera el debido reconocimiento en su momento.
Poco tiempo después, el 1 de octubre de ese mismo año, aparecía en The New York Times la primera mención pública del invento, a pesar de lo cual las autoridades de la época no consideraron la posibilidad de su realización práctica inmediata. La tardanza en aplicarlo se debió a la necesidad de pasar de un sistema mecánico a uno electrónico. Esto fue logrado por Sylvania Electronics en 1957 y su equipo de ingenieros reconoció en su totalidad la patente a Lamarr y Antheil.
El
primer uso conocido de la patente se dio en la crisis de los misiles de Cuba.
Durante esta crisis de 1962 se usó este sistema en el control remoto de boyas
rastreadoras marinas. La misma técnica se incorporó en alguno de los ingenios
utilizados en la guerra de Vietnam y, más adelante, en el sistema
estadounidense de defensa por satélite (Milstar), hasta que en la década de
1980, el sistema de espectro expandido vio sus primeras aportaciones en
ingeniería civil. Así, con la irrupción masiva de la tecnología digital a
comienzos de esa misma década, la conmutación de frecuencias permitió implantar
la comunicación de datos WIFI.
Este sistema de espectro expandido y salto de
frecuencia que inventó Hedy Lamarr es el que se usa hoy día de forma habitual
en microchips y placas base de ordenador, teléfonos u otros dispositivos inalámbricos,
móviles, buscas, etc. y en comunicación en general. Sin este invento no sería
posible la telefonía ni Internet tal como la conocemos.
Entre otros inventos se encuentran un collar para
perros con propiedades fluorescentes, una técnica de alisamiento del cutis y un
sistema de control remoto de torpedos. Pero debido a su alto nivel científico
por un lado y el bajo desarrollo tecnológico de la época por otro, no pudieron
ser llevados a la práctica en su momento.
Su vida fue un espiral de innumerables amantes y
maridos: hombre, mujeres, galanes, productores, y alguno de ellos protagonistas
de episodios llamativos : uno se fabricó una muñeca hinchable que era la réplica
exacta de Hedy y la usaba cuando ella se negaba a complacerle, otro se acostó
con la criada en la misma cama mientras Hedy dormía. Se casó seis veces y
tuvo tres hijos. Fue también pintora aficionada y coleccionista de arte.
Tenía un alma hipersexuada, según propia confesión,
sin ningún complejo frente al placer, pese a todo no comprendía por qué
despertaba en los hombres sólo deseos carnales y ninguna admiración por su
talento, que iba más allá de la belleza de su cuerpo. Aunque lo odió hasta la
muerte, Hedy Lamarr siempre recordó que Hitler fue casi el único que le besó
con delicadeza la punta de los dedos en aquellos salones que ella frecuentaba
en los años treinta.
La cleptomanía la llevó varias veces a la cárcel. No
tenía carencias económicas pero no podía evitar robar un cepillo de dientes en
unos grandes almacenes.
En 1997 la Electric Frontier Foundatio les otorgó un
premio por su invento y ese mismo año le dieron a Hedy Lamarr (tres años antes
de morir) el premio "Bulbie" (la primera mujer en recibirlo),
otorgado por una sociedad de inventores, los cuales la reconocían como una más
de ellos. Hedy no fue a recibir este premio porque ya no hacía
apariciones en público, pero parece ser que cuando se enteró de la noticia dijo
con sorna "Ya iba siendo hora".
Falleció el 19 de enero de 2000 en Florida y su hijo
trasladó sus cenizas a Viena de acuerdo con los deseos de la actriz. Su
herencia de 3 millones de dólares fueron repartidos a sus dos menores hijos, y
regaló 83.000 dólares al policía local que la metía y sacaba de la cárcel los últimos
años de su vida cuando robaba en las grandes superficies. El Día del Inventor
se celebra el 9 de noviembre en su honor.
Fuentes: "El Noroeste"; entreelcaosyelorden.com; wikipedia
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